TAMBIÉN TIENEN MÁS RIESGO ANCIANOS, NIÑOS Y
ENFERMOS CRÓNICOS
MADRID, 3 Ago. (EUROPA
PRESS) -
Los cambios bruscos de temperatura del exterior a los
locales climatizados pueden provocar crisis asmáticas a los pacientes de esta
enfermedad, según asegura el secretario general de la Sociedad Española
de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), el doctor Salvador Tranche.
Así lo
indica el experto a Europa Press con motivo de las altas temperaturas que están
sufriendo estos días diferentes zonas geográficas españolas. A su juicio, las
diferencias en cuanto a grados que pueden darse entre la calle y estos
establecimientos pueden oscilar "entre los 10 y los 15, en algunas casos
hasta más".
Por ello,
Tranche advierte de que, tras entrar en estos emplazamientos, los asmáticos
pueden sufrir estos efectos, ya que el frío "puede ser el desencadenante de
una crisis". De esta forma, sostiene que en estos enfermos, el cambio
brusco de temperatura "puede ser especialmente perjudicial".
De
cualquier manera, sostiene que este no es el único colectivo en riesgo, y es
que también pueden tener consecuencias "los pacientes intervenidos de
algún problema de tipo respiratorio", así como niños y ancianos.
Precisamente, respecto a estos dos últimos grupos, señala que los primeros
tienen riesgo por tener "un mecanismo de compensación más inmaduro",
mientras que los mayores "tienen menos capacidad de adaptación".
Además, la
tercera edad puede padecer más este contraste en el mercurio "si tienen
alguna enfermedad crónica", explica Tranche, que sostiene que "no es
descartable que si están varias horas en el local climatizado aparezcan con un
cuadro de faringitis". La explicación a ello la encuentra en que el frío
"reduce la capacidad de respuesta inmunológica".
"Los
cilios, que son los que mueven las secreciones, se quedan sin movilidad y las
secreciones no salen hacia fuera, por lo que es más fácil que se produzca una
infección respiratoria", continúa el experto, que declara que los más
común es la aparición de "sequedad de mucosas o de garganta".
En este
sentido, añade que, además de la sensación "incómoda y molesta" de
que los mecanismos de compensación orgánicos preparados para eliminar calor se
detengan al entrar en los establecimientos, los problemas que puede tener una
persona fuera de población de riesgo son "básicamente de tipo respiratorio".
Además, son
posibles "la irritación de garganta, el dolor de cabeza, el malestar
general y la tos", aunque si no se está expuesto al aire acondicionado
mucho tiempo, los problemas suelen ser "leves o subjetivos", explica
Tranche.
FAVORECE LA APARICIÓN DEL GOLPE
DE CALOR
Lo que sí
asegura el experto es que los cambios bruscos de temperatura hacen que el
riesgo de golpe de calor "esté presente" y se favorezca, "sobre
todo si luego la exposición al calor es muy intensa". Así, considera que las
consecuencias pueden ir "desde calambres, malestar, cansancio y sudoración
importante" hasta problemas peores, especialmente en personas bajo
medicación de "diuréticos o betabloqueantes".
Por todo
ello, el especialista de Semfyc manifiesta que la temperatura de los locales comerciales
debe fijarse "entre lo 24 y los 27 grados", siempre dependiendo de la
temperatura exterior. De lo contrario, una rebeca o chaqueta "puede
proteger y ayudar", sostiene al tiempo que se hace cargo de la dificultad
para llevar esas prendas en estas fechas.
Por su
parte, y en cuanto al hogar, afirma que no es necesario tener el aire
acondicionado encendido todo el día "como sentido común", además de
que "supone un coste de energía muy alto y es caro". Ante ello,
apuesta por estrategias para que el domicilio sufran una menor agresión de la
temperatura, como es el caso de "cerrar las persianas durante el
día".
Tranche,
que aclara que el organismo "es muy sabio" y anula los mecanismos de
compensación para adaptarse a la nueva temperatura, asegura que
estas consecuencias de descenso y aumento de grados centígrados son
"similares" a las que se producen en invierno con la calefacción. No
obstante, subraya que, en España, la diferencia "es mayor en verano".
Por ello,
advierte de este efecto en los baños en la playa o la piscina, cuando puede
producirse un corte de digestión, el cual "tiene más riesgo que los
cambios de temperatura por el aire acondicionado". En estas ocasiones, en
las que "se puede poner en riesgo la vida", la mayoría de las veces lo
que ocurre "es una electrocución por una diferencia de temperatura muy
alta", concluye Tranche.
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