PROCEDENTES DE LOS ENVASES DE LOS MISMOS
MADRID, 23 Ago. (EUROPA
PRESS) -
Científicos de la
Universidad de Missouri (Estados Unidos) han desarrollado un
nuevo sistema que detecta con éxito nanopartículas peligrosas en los alimentos,
tal y como han comprobado en un experimento realizado con peras.
De esta forma, este trabajo
publicado en la revista especializada 'Journal of Agricultural and Food
Chemistry' alerta de la presencia de estos elementos tóxicos en algunos de los
productos alimenticios que se venden envasados.
Precisamente, los expertos
señalan que es por esta misma razón por la que la comida acaba contaminándose,
ya que las nanopartículas proceden de los propios envases. Sobre todo, teniendo
en cuenta que el uso de estos nanomateriales para el tratamiento del agua, el
envasado de alimentos, los pesticidas y los cosméticos, entre otros, ha
aumentado "en los últimos años.
Así lo expone el profesor
asociado de Ciencias de la
Alimentación de en este centro académico norteamericano y
autor principal del estudio, el doctor Mengshi Lin, que ha identificado en el
mercado "más de 100 productos" en los cuales su producción esta
basada en la nanotecnología.
A su juicio, esta situación
es "preocupante", ya que no se sabe la toxicidad exacta de las
nanopartículas. Por ello, manifiesta que el objetivo es detectarlas, identificarlas
y cuantificarlas en los productos alimenticios, y "evaluar su nivel
tóxico".
En este sentido, Lin explica
que él y su equipo de investigación han estudiado la penetración de
nanopartículas de plata en la piel de las peras. Para ello, han sumergido estas
frutas en una solución de las mismas similar a la aplicación de plaguicidas,
tras lo cual han procedido a la limpieza de las piezas.
Los resultados de este
proceso muestran que, cuatro días después del mismo, estos elementos
"continuaban pegados a la piel de las peras", mientras que los más
pequeños "fueron incluso capaces de penetrarla y alcanzar la pulpa",
sostiene.
Según señala, esta situación
es "peligrosa", ya que las nanopartículas de plata "pueden
circular por el cuerpo" de las personas que consuman estos alimentos.
Éstas pasan a la sangre y al sistema linfático, con lo que pueden alcanzar
lugares potencialmente sensibles, como "el bazo, el cerebro, el hígado o
el corazón", concluye.
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