ANERIS CASASSUS ABC_ES / MADRID
Día 18/08/2013 - 02.48h
Solo en España se registran más de 25.000 caídas
de personas mayores cada año
Los sensores
infrarrojos se localizan en
las paredes como si se tratase de un sistema de alarma. Una antena, similar a la de una red
de Internet wi-fi, capta los movimientos de la persona que transita por el
interior del hogar. Eso es posible porque lleva en su brazo un pequeño parche que emite señales de movimiento a
esa central. Así, si la persona se encuentra sola en la casa, se cae y queda
inconsciente, la caja de control se conectará automáticamente por teléfono a un
sistema de emergencias que podrá llegar a auxiliarla. De eso se trata
Vigi’Fall, un detector de caídas financiado por la Unión Europea pensado para personas mayores que
cuenta en su desarrollo con la participación de la empresa española Inspiralia.
«La idea surgió de una universidad y
una start up francesas que querían desarrollar un dispositivo para caídas que se pueda llevar en forma
permanente. Ya existen pero son muy aparatosos e incómodos para las personas.
Entonces el desafío fue diseñar uno que se pudiera llevar en la piel», cuenta a ABC
Ana Abril, coordinadora técnica del proyecto por parte de Inspiralia. La
empresa española fue convocada para crear la tarjeta electrónica en miniatura
que permite la comunicación inalámbrica entre el sensor de detección de caídas
y el dispositivo de llamada a los servicios de emergencia, así como la pantalla
que muestra el estado de la batería. «Cambia
de color cuando se descarga para
que el usuario sepa cuando tiene que recargarla», explica Abril.
Este mecanismo se puede usar en la ducha y se alimenta con baterías de alto
rendimiento. Una vez que el usuario se coloca el parche en la piel puede hacer
una vida normal, pero siempre con la seguridad de que si se produce una caída
la ayuda estará inmediatamente en camino. Para distinguir entre caídas reales y
falsas alarmas, el sistema está equipado con un software de fusión de datos que
permite analizar la caída (con o sin impacto) y la postura del paciente.
«La
comodidad también ha sido una cuestión importante que hemos tenido en cuenta.
El parche no es intrusivo, tanto desde el punto de vista físico como
psicológico. Nuestros pacientes lo toleran bien», dice la profesora Anne-Sophie
Rigaud, jefa de geriatría en el hospital Broca en París, entidad que participó
en las pruebas.
Epilepsia
y fiebre
El
proyecto empezó a gestarse en 2006. En 2007 se consiguió la financiación de
casi dos millones de euros de la Comisión Europea y en 2008 comenzó a ejecutarse.
Si bien de momento está enfocado a la detección de caídas, en el futuro el
dispositivo también podría alertar sobre ataques de epilepsia o temperatura
corporal de la persona.
«En Europa la población envejece cada
vez más. Pero la gente quiere
ser autónoma y estar en su casa. Por
eso es muy útil para monitorear a personas mayores que viven solas. Pensamos
que es una tecnología que puede funcionar muy bien en España», explica Abril.
Se estima que este detector de caídas
podría conseguir evitar
500.000 hospitalizaciones y
40.000 muertes prematuras causadas por caídas en Europa cada año. En España,
cada año se registran 25.000 caídas de personas mayores anualmente, lo que
genera un gasto de más de 420 millones.
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