Los datos
estadísticos del primer semestre de aplicación de la reforma laboral no
reflejan los efectos positivos que el Gobierno esperaba de ella. Dos de los
objetivos iniciales (reducir la brecha entre fijos y temporales y fomentar las
medidas alternativas al despido) no se están produciendo. El número de
contratos fijos ha caído casi un 6% y su peso sobre el total es menor que en
años anteriores. Además los empresarios mantienen el mismo patrón que antes de
la reforma para diseñar sus ERE.
Ayer coincidieron en Madrid sendas presentaciones a los
medios de comunicación de balances sobre los primeros seis meses de aplicación
de la reforma laboral. Estas evaluaciones han sido realizadas por las dos
partes encontradas a la hora de aplicar la ley: por un lado, el sindicato UGT
y, por otro, Sagardoy Abogados, uno de los principales bufetes laboralistas que
asesora a las empresas.
Pues
bien, unos y otros coinciden en que los primeros datos reflejan que la reforma
laboral no ha conseguido, al menos, dos de sus principales objetivos para los
que la diseñó el Gobierno. Ni ha fomentando la contratación indefinida ni las
medidas de contención de costes alternativas al despido.
Desde
Sagardoy recuerdan que para reducir la temporalidad, el Gobierno quiso reducir
la brecha en el coste del despido de los temporales y los fijos y para ello
abarató el de los indefinidos (de 45
a 33 días) y, al tiempo, potenció la calificación de
despido procedente cuando concurran causas económicas (despido a 20 días). Y
además, suprimieron la autorización administrativa de los expedientes de
regulación de empleo, para aumentar el poder empresarial.
Sin
embargo, estos laboralistas indican que "no parece que los efectos sobre
la contratación hayan respondido a estos estímulos". Es más, los datos
estadísticos indican que entre marzo y julio la contratación indefinida -que
supuso el 8% del total- "incluso ha perdido peso respecto al mismo periodo
de 2011". Si bien en Sagardoy observan que "el único efecto positivo,
siempre con cautela", es un "potencial" freno en la pérdida de
peso que vienen registrando los contratos fijos desde 2008.
Las
cifras manejadas por UGT en materia de contratación son igual o más
contundentes. El número de contratos indefinidos totales (conversiones e
iniciales) se ha reducido en un 5,8% respecto al mismo periodo del año
anterior. En concreto, las conversiones se redujeron un 14% y los iniciales
aumentaron un leve 0,5%.
Tampoco
parece que los datos sobre expedientes de regulación de empleo (ERE) reflejen
un cambio de tendencia de los empresarios a la hora de optar más por medidas de
suspensión o reducción de jornada para realizar sus ajustes en lugar de
acometer despidos.
Desde
el Gobierno se justifica el éxito de este punto de la reforma en el hecho de
que los afectados por ERE de suspensión de empleo crecieron un 58% y los de
reducción un 38%, lo que supone más que duplicar y triplicar lo que crecieron
los afectados por despidos colectivos (que aumentaron un 15,2%). Pero también
Sagardoy echa por tierra este argumento al puntualizar que "tampoco ha
variado de forma relevante la manera en la que los empresarios deciden llevar a
cabo sus ajustes". Esto es, que el patrón de crecimiento de un tipo y otro
de ERE viene a ser el mismo que antes de la reforma.
Desde
UGT también se pone de manifiesto el escaso éxito del nuevo contrato fijo de
emprendedores incentivado para las empresas de menos de 50 trabajadores y que
tenía un periodo de prueba de un año, durante el cual el despido es gratuito.
Los datos del Ministerio de Empleo -que no da estadísticas mensuales de esta
modalidad- indican que se han realizado poco más de 50.000, lo que supone el
0,7% de todos los contratos y solo uno de cada diez nuevos fijos.