BUENOS AIRES, (UPI) -- Fuerzas
Federales de Seguridad rescataron a 41 víctimas del delito de trata con fines
de explotación laboral y detuvieron a cinco integrantes de las organizaciones
que los explotaban.
Fue en 15 allanamientos realizados
por la Prefectura
Naval y la
Policía Federal , en el Conurbano y en la Capital. En el primer
operativo, realizado por la
Prefectura , con la colaboración de la Dirección Nacional
de Migraciones, se detuvo a tres personas en 12 allanamientos; clausuraron dos
talleres textiles que funcionaban en el barrio porteño de Flores y liberaron a
24 personas de nacionalidad boliviana que trabajaban en condiciones
infrahumanas. Participaron de los allanamientos, personal del Programa Nacional
de Rescate y Acompañamiento de las Personas Damnificadas por el Delito de
Trata; la Dirección
General de los Recursos de la Seguridad dependiente de
la
Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) y la Dirección General
de Protección del Trabajo del Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
El hecho se encuentra dentro de los
protocolos establecidos por el Ministerio de Seguridad de la Nación para el combate
contra este tipo de delitos. Desde comienzo de año la Prefectura Naval
rescató a 143 víctimas de estos delitos. En el segundo operativo, la Policía Federal
Argentina rescató a 17 personas y detuvo a una pareja de ciudadanos peruanos
que eran los cabecillas de la organización de trata de personas. luego de haber
realizado tres allanamientos realizados en el Gran Buenos Aires y Ciudad de
Buenos Aires.
Las personas eran traídas a la Argentina desde Perú con
falsas promesas laborales; engañaban a sus connacionales; les retenían sus
documentos y los obligaban a extensas jornadas de más de 16 horas diarias en
las que vendían productos de telefonía celular. Las víctimas eran obligadas a
trabajar en venta callejera de accesorios de telefonía celular y flores desde
la madrugada en una extenuante jornada hasta las 22 horas. Según el volumen de
venta se les proporcionaba una ración alimentaria. En caso de que no pudieran
cumplir ese horario, se los obligada a realizar dos horas suplementarias de
venta como castigo, lo que hacía que en muchos casos, continuaran vendiendo sin
descanso ni alimentación. Además pernoctaban en una vivienda en condiciones
infrahumanas, encerrados bajo llave y al cuidado de una mujer cómplice de la
banda.
LATAM: Reporte (drm)