Esa
respuesta es brindada por una especialidad relativamente nueva: la Ergonomía. Esta
disciplina abarca el estudio de las relaciones entre el hombre y su ambiente de
trabajo.
Javier Llaneza Álvarez preside la Asociación Española
de Ergonomía (AEE), que abarca el estudio científico de las relaciones entre el
hombre y su ambiente de trabajo para contribuir a mejorar la gestión de los
recursos humanos, prevenir enfermedades profesionales, mejorar la
productividad, reducir el absentismo, etcétera.
La ergonomía apunta a la prevención de
los riesgos laborales, mediante la adaptación de los puestos de trabajo y
evaluación de sus riesgos ergonómicos y psicosociales, con el fin de sugerir
medidas correctivas. El ergónomo tiene también un rol de perito judicial o de
ingeniero del factor humano. Otros ergónomos están orientados al diseño, es
decir a la mejora de la interacción con los objetos y el entorno. Su ámbito de
aplicación es también la escuela, la arquitectura o el urbanismo.
Según la revista francesa L’Expansion,
en los Estados Unidos cada vez más empleados optan por renunciar a la silla o
usar sillas regulables que permiten una posición de semisentado. Es el caso
sobre todo de las empresas de la Silicon Valley , de Google y de Facebook.
Sin embargo, casi todos los
especialistas señalan que el primer riesgo es la inmovilidad: “No hay postura
ideal: ya sea que se trabaje sentado o de pie, permanecer en la misma posición
durante un largo período es penoso”, dice un documento del Instituto Nacional
de Investigación y Seguridad de Francia(INRS).
El trabajo describe los inconvenientes
de mantener demasiado tiempo una posición y da recomendaciones para evitar las
consecuencias negativas de ese sedentarismo laboral.
“Cuando la postura sedente se prolonga
más allá de lo razonable, las primeras sensaciones desagradables son:
incomodidad, que lleva a cambiar de posición; fatiga, generalmente perceptible
primero en los miembros inferiores y luego en los músculos a lo largo de la
columna vertebral; por último, dolor”. Entre los factores que agravan las
consecuencias de la postura sedente, el INRS señala el estado físico, la edad,
las tareas que exigen movilidad articular reducida, el ruido excesivo, una
temperatura inadecuada (muy alta o muy baja), poca luz o los reflejos de la
pantalla de la computadora. Todos estos aspectos pueden generar en la persona
contracciones y crispaciones inconscientes.
“El trabajo en postura sedente o de pie
prolongada o inmóvil genera trabas musculares costosas para el organismo porque
imponen a los músculos involucrados contracciones estáticas que, cuando se
prolongan, son más penosas que las dinámicas (gestos), agrega el documento. Los
sistemas de bombeo de los miembros participan de la circulación venosa. El
menor cambio de posición provoca modificaciones de la presión en los tejidos y
una movilización de los líquidos biológicos nutritivos”.
La inmovilidad, advierte el INRS,
impide le funcionamiento normal de esos sistemas.
Conclusión: es imperativo entonces
moverse regularmente para permitir la irrigación y nutrición de los músculos.