domingo, 7 de octubre de 2012

EL MIEDO DE LA CLASE TRABAJADORA


JAVIER PEREZ FERRE Este 7 de octubre se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. Por lo tanto es una jornada de reflexión y de lucha contra las acciones del Gobierno y de quien le dicta directamente las órdenes. Estas acciones nos están llevando a una situación absolutamente insostenible e indigna para los trabajadores de este país, que se materializa en trabajos desprovistos de los derechos laborales más fundamentales. 
Las reformas llevadas a cabo por los neoconservadores, han llevado a que la clase trabajadora de este país se encuentre inmersa en ese descomunal engendro en que se han convertido las condiciones de trabajo en las empresas. 
Todas estas medidas son inútiles y, desde el punto de vista de la salud laboral, hacen que aumenten de manera escandalosa los riesgos psicosociales y el estrés. Según los últimos estudios, el 60% de los trabajadores sufren en España estrés derivado del trabajo, lo que no supone ninguna nimiedad. El estrés en sí, no es ninguna enfermedad pero sí deriva en trastornos físicos y psíquicos graves como el insomnio, la ansiedad, problemas cardiacos importantes, aumento de las adicciones e incluso, en lo casos más graves, suicidios. De hecho, y solo hablando de una de las derivaciones del estrés, uno de cada 10 trabajadores en Europa ha faltado al trabajo este año a causa de la depresión. 
Esta pandemia silenciada y ocultada está conduciendo a que miles de trabajadores padezcan alteraciones preocupantes en su salud e incluso en sus relaciones personales. Y más teniendo en cuenta que nunca se considera el estrés derivado del trabajo como contingencia profesional. Pero si hay algo que define el estado actual de la clase trabajadora es el miedo y este conduce al silencio, al padecimiento, a la angustia y a la sumisión. En muchos casos tanta presión hace que mucha gente acepte esa mentira tan cacareada de que la ciudadanía "ha vivido por encima de sus posibilidades". Por tanto, son los ciudadanos y no la clase política quien deben purgar sus excesos flagelándose por tanto despilfarro, arrimado el hombro para sacar a España del agujero negro en el que todos sabemos quienes nos han metido. 
Otra de las consecuencias de los recortes es la economía sumergida, verdadero vivero para todo tipo de desmanes. Como no, también en salud laboral. En este escenario, el descontrol sobre las medidas preventivas, accidentes laborales y enfermedades profesionales es proporcional a su ocultación y desconocimiento.
Mucho me temo que el lema de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente "Juventud sin futuro, sociedad sin futuro" es bastante clarificador sobre la situación actual y mucho más teniendo en cuenta las declaraciones de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal y demás dirigentes políticos cuando descalifican al personal que trabaja en el sector público y tachan de indecentes a los docentes.
Como decía Martin Luther King, lo malo no son las fechorías de los malvados sino el silencio de las mayorías. Por lo tanto hay que oponerse a todas estas barbaridades y haciendo que se oigan todas nuestras reivindicaciones (algo, que por cierto, molesta y mucho a la nulidad gobernante). Hay que intentar frenar esta sangría que se está produciendo en los jóvenes y no tan jóvenes, como consecuencia de las políticas del gobierno.