El tabaco de liar no está sometido a la
misma regulación que el convencional y las marcas que lo comercializan no están
obligadas a indicar su composición.
Por ese motivo,
una nueva investigación ha analizado los contenidos de nicotina, alquitrán y
monóxido de carbono de las seis marcas que aglutinan alrededor del 70% del
mercado español (Golden Virginia, Amber Leaf, Domingo Azul, Drum, Turner
Halfware y Cutters Choice).
Las muestras del estudio se realizaron con 750 miligramos de tabaco y un papel con filtro incorporado para obtener las mismas dimensiones en todos sus componentes que un cigarrillo convencional.
Las muestras del estudio se realizaron con 750 miligramos de tabaco y un papel con filtro incorporado para obtener las mismas dimensiones en todos sus componentes que un cigarrillo convencional.
Los valores de
nicotina detectados en estas marcas de tabaco de liar oscilan entre 1 y 1,7
miligramos por cigarrillo, superando el miligramo que la ley permite como valor
máximo para los cigarrillos convencionales.
A su vez, las
cantidades de alquitrán abarcan entre los 13,7 a los 18,5
mg/cigarrillo y las de monóxido de carbono de los 13,5 a los 18,4
mg/cigarrillo, sobrepasando con creces el límite de 10 miligramos por
cigarrillo que la legislación establece para ambas sustancias en el tabaco
normal.
El estudio,
publicado en la revista Gaceta Sanitaria, también analiza la información que
recibe el consumidor sobre los componentes del tabaco de liar, claramente
insuficiente.
Ninguna marca
especifica en su etiquetado los contenidos de monóxido de carbono del humo del
tabaco y sólo dos de las seis analizadas reflejan las cantidades de nicotina y
alquitrán. En estas dos excepciones, además, los datos son poco clarificadores.
A pesar de que
especifican los niveles de cada sustancia en función de los tipos de papel A y
B, el papel para liar no indica el tipo de papel al que corresponde.
De este modo,
el fumador muchas veces desconoce estas dos categorías y que la tasa de
alquitrán inhalada puede variar hasta en un 60% según el papel utilizado. Por
otra parte, el etiquetado muestra los niveles para dos cantidades concretas de
tabaco (750 y 400 miligramos) y el fumador generalmente desconoce la cantidad
de tabaco que utiliza para elaborar sus cigarrillos. Además, el etiquetado
tampoco contempla el uso de filtro.
Los resultados
revelan, por tanto, que el tabaco de liar supone un importante problema en
materia de salud pública, al demostrarse la presencia de nicotina, alquitrán y
monóxido de carbono en niveles superiores a los permitidos en los cigarrillos
convencionales. Asimismo es un problema de consumo, ya que los consumidores no
reciben información adecuada sobre la composición del producto. Los datos
reflejan la necesidad de algún tipo de normativa que regule tanto la
composición como el etiquetado del tabaco de liar.
agenciasinc.es