Testigos del
mobbing. (12)
No podemos dejar de insistir que los
Testigos Cómplices son la pieza fundamental en el entramado del mobbing.
El acosador, no actúa solo.
Para que este
plan se lleve a buen puerto es necesario contar con la ayuda de otros que
remen a sus órdenes.
Él es el
capitán general, eso si pero, ¿Qué sería de él si no contase con un ejército
leal que aplaudiese su gesta?.
El Acosador es un Depredador
que Necesita Público.
Un
público al que mostrar su presa que no es una presa cualquiera es una
presa codiciada: Una víctima con prestigio profesional, insumiso, brillante y
con capacidad de decisión propia y con este alarde de fuerza conseguirá
el apoyo incondicional cimentado en el miedo y en silencio de los
corderos, testigos cómplices o testigos mudos.
Esos
apreciados compañeros que callarán e incluso disfrutarán del espectáculo son
conscientes de lo injusto del castigo, del crimen que sus conciencias humanas
se resisten a aprobar.
Pero todo
tiene solución. Se convertirán en la correa de transmisión de
la falsa rumorología de un experto en la manipulación que no se
molestarán en contrastar para contribuir a la desacreditación de la
víctima y de paso acallarán sus conciencias con un El se cavó su propia tumba.
Y a seguir
durmiendo que mañana hay que madrugar.
Con estos
apreciados e incondicionales compañeros en otros tiempos hemos ido
comer, o incluso a la comunión del peque y con ellos hemos celebrado la cena de
Navidad de la empresa. Cena entrañable, donde las haya.
Ahora son los
que jalean al hostigador y por supuesto desde el primer momento se han colocado
del lado del que golpea,
¿Por Qué?, por las más variopintas razones:
Unas veces
porque tienen miedo, otras veces porque le deben favores, otras porque esperan
el premio de quien están seguros será el ganador en esta contienda
y otras muchas porque les gusta esto del espectáculo detrás de la barrera.
Sea por lo
que sea, no quieren saber nada porque al fin y al cabo con ellos no
va. Pero ahí se equivocan. El agresor es un criminal en serie.
Cuando acaba con uno empezará con otro. En mi consulta muchas víctimas,
cuando les pregunto si saben si este hostigador tenía antecedentes me
responden que algo habían oído de un caso anterior muy parecido o idéntico al
suyo.
Por miedo,
por cobardía dormirán con su enemigo. Un enemigo con ansias de agredir al
que se mueva, al que pretenda brillar más que él. Golpeará al que un
día le dé un no como respuesta o mismamente al que pretenda ser diferente
a él.
No es difícil
anular al perverso. Sólo hace falta no entrar en su juego, no aceptar su
chismorreo. No acceder a la orden que impida hablarle o saludar a
la víctima, por ejemplo. Cortarle en definitiva, los canales de
transmisión que necesita para consolidar su plan.
¿Qué
sucedería si en vez de escuchar atentamente y en silencio al perverso, se le
cortase de raíz con algo así como…”A mi no me cuentes nada”?. Otro gallo
nos contaría.
El grupo
social de la empresa debe revisar sus valores y rechazar todas aquellas
conductas que son intolerables sólo así lo apartaremos y todos podrán respirar
tranquilos
Eva
Ventín Lorenzo
Despacho
laboralista