El alto porcentaje de personal vinculado a la salud con
estrés lo atribuyen a la sobrecarga del trabajo y aseguran que ha aumentado
como consecuencia de los recortes presupuestarios.
Un estudio
realizado por el Sindicato de Enfermería-Saste constató que el 80% del personal de enfermería que trabaja en
hospitales públicos sufre de estrés.
Esto repercute en la atención de los pacientes y se manifiesta a través de
"lentitud de pensamiento, déficit de memoria y dificultad para tomar
decisiones".
Los encuestados constatan también el deterioro "alarmante" de los recursos humanos y materiales, así como una peor atención a los usuarios, cuya seguridad corre "peligro", según advierten.
El 82% del colectivo a estudio no dispone de tiempo en su jornada laboral para atender a los pacientes en condiciones óptimas y más del 50% prolonga su jornada laboral sin remuneración extra para poder terminar sus actividades.
Cerca del 90% reconoce que se han sentido "superados por la situación" de manera frecuente o muy frecuente, y casi la mitad afirman que son desplazados a unidades, cuyo funcionamiento desconocen para suplir la ausencia de otros enfermeros.
Además aseguran que sienten la "presión" de los usuarios que "como es lógico", según precisan, aspiran a disfrutar de la misma atención que antes de que comenzara la crisis económica y que "no se adaptan" a la actual escasez de recursos.
Una mayoría de enfermeros (seis de cada diez) también notan síntomas de agotamiento emocional ("síndrome del quemado") y más del 80% presentan tensión muscular, nerviosismo, temor o angustia, o alteraciones del sueño, para lo que se medican.
"Se están cebando con nuestra profesión amparándose en la crisis, pero nuestro trabajo es cuidar a enfermos, y enfermos no pueden cuidar a enfermos", señaló la responsable de Salud Laboral de Satse-Euskadi, Carmen Vide.
Según datos del Satse basados en estudios internacionales, los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) presentan una media de nueve enfermeros por cada mil habitantes, mientras que España tiene cuatro por cada mil y el País Vasco, seis por cada mil.
El estudio fue realizado en julio y han participado 1.173 profesionales de la enfermería de los cerca de 270.000 que trabajan en la sanidad pública.