La Soledad del mobbing.
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“Me encuentro solitario cuando busco una
mano y sólo encuentro puños.”
(Ralph Bunche)
(Ralph Bunche)
“¡Basta de silencios!¡Gritad con cien mil
lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!“
(Santa Catalina de Siena)
(Santa Catalina de Siena)
Uno de los ingredientes del caldo de
cultivo del mobbing es el silencio, el
silencio de los corderos, de los bondadosos.
Es el
silencio siempre, o casi siempre, el que condimenta la violencia.
Por ejemplo,
la violencia de género existió siempre al amparo del silencio de la
propia víctima, de los familiares, de los vecinos, de los amigos…
Y del
silencio brota la soledad de las víctimas que para mi es la característica más
desgarradora del mobbing.
Silencio y soledad van parejas.
La soledad
traspasa los límites del centro de trabajo y se extiende en las primeras
fases hasta la familia y hasta el entorno social de la víctima.
Los amigos se
cansan de este interminable lamento. Nos damos cuenta de que podemos ser
una molestia y empezaremos a quedarnos en casa o a salir solas.
Y estamos solas las víctimas y seguiremos solas en los servicios
de salud mental, (reticentes a redactar nuestro informe psicológico), y
estamos solas en la inspección de trabajo y estamos solos delante de la
inspección médica cuya función es la de ahorrarle gastos al Estado y estamos
solas cuando recibimos la sentencia que en la mayoría de las veces se dicta en
contra nuestra y a favor de quien comete el delito.
Pero hay una
soledad todavía más cruel y más cruel porque es la que sustenta el mobbing
La soledad
del desprecio. No hay más desprecio que no dar aprecio,
decía siempre mi madre. Y como decía Antonio Machado “Todo lo que se ignora, se desprecia”
El pasado 21
de marzo celebramos una concentración en Vigo en su calle más céntrica, hecho
que un par de días antes comunicamos a los medios como una de nuestras
actividades para crear conciencia social.
Tan sólo un
periódico gratuito se hizo eco de esta noticia y para eso salió mezclada con
otras Concentraciónes que aquel mismo día se celebraron en Vigo. Pero el
motivo de la aparición no era el acoso
laboral sino lo
movido que había sido el día en esta ciudad.
¿Por
qué no vale nada nuestro testimonio?
El pasado día
22 se organizaron en la
Universidad de Vigo, en el Campus de Ourense un seminario sobre mobbing o acoso laboral y se habló desde la perspectiva
del derecho y desde la perspectiva de la psicología. Cuando nos tocó a
las víctimas ( yo como representante de AGACAMT) la mayor parte de los medios
de comunicación ya no estaban y solamente uno habló en su crónica de esta
asociación.
¿Por qué se
nos menosprecia nuestra desgraciada experiencia cuando nuestro testimonio es el
único que dice la verdad?
Él único que
sirve para describir un crimen contra la humanidad. Porque no es lo mismo
conocerlo desde la teoría del ordenamiento que desde la realidad de todos y
todas que lo padecimos.
¿No es
suficiente la tragedia del suicidio de los acosados para poner fin a su tortura?
Lo más triste
es que no en pocas entrevistas los trabajadores del medio con la
grabadora apagada te cuentan su caso o el caso de algún compañero o compañera
que lo ha sufrido.
Participar
como representante de AGACAMT en un foro universitario me parece muy importante
porque es una manera de luchar desde la educación. Lo que realmente me
preocupa es esta soledad interesada que no es más que un síntoma.
¿Cuales
son las respuestas?
Nuestra
soledad y el silencio de los otros sirven para acallar los remordimientos
de los insolidarios, para sentirse menos cómplices o como cinto de seguridad.
Lo que no
existe no me puede dañar.
El mobbing es un conflicto asimétrico en el que
la parte acosadora tiene el poder.
El
poder de silenciarlo y de crear alrededor de la víctima la soledad más
negra y dejarla inerme para su defensa.
El poder de
silenciarlo para que se ignore y se mantenga porque es lo que interesa para
seguir cometiendo impunemente un crimen porque como decía Balzac “La
ignorancia es la madre de todos los crímenes” .
Y nosotros
tendremos que continuar la pendiente.
Seguiremos
cayendo siete veces y levantándonos ocho porque a pesar de todo estamos
comprometidos con la libertad.
EVA VENTÍN LORENZO
Despacho laboralista.
Despacho laboralista.