Silvia
Abascal | Madrid
Actualizado jueves
03/10/2013 13:27 horas
Siempre he
valorado nuestra Sanidad Pública. Siempre. Pero sí, después de mi accidente cerebrovascular, operación y posterior rehabilitación, sin lugar a dudas la
valoro con una conciencia mayor. El 20 de abril de 2012 se aprobó el Real
Decreto para la reforma del sistema
sanitario y con su
entrada en vigor, muchos colectivos se están viendo gravemente afectados por
las consecuencias que está desencadenando este retroceso en nuestra atención
médica... Además el pasado 1 de octubre entró en vigor el copago para los
medicamentos que se dispensan en las farmacias hospitalarias
necesarios para el tratamiento de enfermedades graves como tumores o hepatitis
C...
Sabemos bien
que económicamente nuestro país se encuentra en un momento complejo, que es
necesario dar con nuevas formas para salir a flote. Pero dentro de las reformas
que se están tomando de cara a nuestra sanidad, hay un punto de partida que en
mi opinión es inamovible. ¿Qué significa Público? Para todos. ¿Privado? Para
algunos.
Si hablamos de
Sanidad, única y exclusivamente puedo entenderla de una manera: Pública. Para
todos. La asistencia sanitaria no es un privilegio ni un capricho, es un
derecho y una prioritaria necesidad para todos los ciudadanos que precisan de
ella. Es comprensible que a nuestra situación actual le toque apretarse el
cinturón, pero no se puede apretar y apretar, oprimir, asfixiar... precisamente
a aquellos que de menos oxígeno disponen: personas con enfermedades crónicas,
familias con escasos recursos y dependientes a su cargo, inmigrantes en situación
irregular, parados, pensionistas... los colectivos más
vulnerables de nuestra sociedad, resultan ser los más perjudicados.
Si cedemos ante
los retrocesos, varios de nuestros derechos quedarán reducidos en un mañana a
un club privado solo accesible a carteras gruesas. Ningún derecho universal
puede sostenerse en términos comerciales, ni diferenciar entre clases sociales.
Es más que
revelador observar que los que se manifiestan en contra de los recortes y de la
última reforma del sistema sanitario, no sólo son aquellos que necesitan de él,
sino también aquellos otros que se ocupan del desarrollo de su profesión vital:
la medicina. Profesionales sanitarios y usuarios; ciudadanos. Unidos.
Somos muchos
los que defendemos y reivindicamos una sanidad pública, sostenible y de
calidad. Desde esta carta, mi apoyo a la labor de Médicos del Mundo, mi difusión a su necesaria demanda:
la recuperación del derecho a una asistencia sanitaria universal de todas las
personas que viven en nuestro país. NADIE DESECHADO.
Silvia Abascal, actriz.
Silvia Abascal, actriz.
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