Apatía,
tristeza, irritabilidad... pueden llegar con el cambio horario del próximo
domingo. Sepa cómo vencerlo
La madrugada
del próximo domingo 27 de octubre los españoles tendrán que retrasar una hora
el reloj. A las tres, serán las dos. Una costumbre que cada año se pone en
práctica durante el otoño para aprovechar más horas de luz solar y así ahorrar
energía. Sin embargo, la sensación que tendrán muchas personas es que habrá
menos horas de día pues anochecerá
a una hora más temprana. Y
eso influye en el estado de ánimo de adultos y niños.
Los primeros días muchos pueden sentir tristeza, cansancio y
somnolencia. «Pero el cambio de hora, en sí mismo, no produce depresión, aunque
sí que está comprobado que el
estado de ánimo guarda relación con la luz solar y el buen tiempo», explica Gemma
Prats, psicóloga y psicoterapeuta del espacio Nútrim. En otoño e invierno, y
después de una primavera y verano con más horas de luz solar, «pueden aparecer
síntomas como la tristeza, decaimiento y en casos más agudos irritabilidad o
cuadros de ansiedad».
No hay que extrañarse si, tras el
cambio de hora, se tiene sensación de tristeza,
apatía, desánimo e incluso
alteración en el sueño, irritabilidad o falta de concentración. «Esto suele
durar entre dos días a una semana aproximadamente aunque en algunas personas
puede alargarse un poco más» señala Prats. «En ocasiones puede ocurrir que, ese
estado de tristeza, no sea pasajera, sino que sea una señal de una forma de
depresión llamada Trastorno Afectivo Estacional». Hay que estar atentos, porque
en este caso puede derivar en un estado de depresión más profundo. Y es
aconsejable acudir a un especialista.
Para
sobrellevar mejor los efectos que en nuestro ánimo puede provocar el cambio de
hora y adaptarse a los nuevos horarios, Prats aconseja seguir estas rutinas:
1. Si aparece la sensación de desánimo se
puede combatir «cambiando
nuestro pensamiento negativo y
nuestras creencias sobre la falta de luz y dejar de repetirnos constantemente
"ya es de noche"», recomienda la psicóloga.
2. La clave está en tener una vida activa, en contacto con la naturaleza,
desarrollar actividades placenteras y disfrutar del tiempo libre: pasear,
correr, ir en bicicleta, etc. «Hacer actividades al aire libre y aprovechar la
luz solar está directamente relacionado con la salud física y también con la
emocional, por lo tanto, ésta es una recomendación para siempre y no sólo para
una época del año determinada. Vivimos en un entorno donde las temperaturas son
moderadas en invierno, y por lo tanto podemos disfrutar del aire libre todo el
año. Está comprobado que en los países donde escasea la luz solar existen más
depresiones, por lo tanto, ya que la tenemos, es necesario que la disfrutemos»,
explica la psicóloga.
3. No hay que variar el horario para ir a
dormir y levantarse. Para
nuestra felicidad es importante estar conectados con nuestro entorno social,
amigos y familia. Por eso no hay que cambiar hábitos horarios.
4. Una
siesta bien hecha (de unos 15 minutos) es
perfectamente compatible con el hecho de disfrutar de la luz solar. Pero no
sirve igual a todo el mundo. Cada persona tiene que escuchar a su cuerpo y
atender sus emociones. Hay personas que la siesta les sienta muy bien, otras
que se levantan de muy mal humor, a veces por la sensación de haber perdido el
tiempo, y otras que ni siquiera consiguen hacerla.
5. Los
niños, sobre todo los bebés, son los más sensibles al cambio de horario.
De hecho, ellos siguen demandando su comida o su sueño independientemente del
reloj. Para ayudarles es necesario que este cambio sea más paulatino, y no de
un día para otro.
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