02-07-2013
Los efectos de la inseguridad hacen
mella no solo en los aspectos psicológicos, sino en la propia salud física de
los trabajadores. En este estado es frecuente la adopción de trastornos
psicosomáticos de menor o mayor gravedad, así como el aumento de la frecuencia
de las visitas a los servicios de salud por malestares no siempre bien
definidos.
Una de las principales consecuencias directas del estrés es el aumento
de la presión arterial, así como el malestar cardiovascular con posibles
episodios de angina o incluso infartos. En estas condiciones es habitual que se
produzca un incremento del índice de masa corporal, lo que multiplica el riesgo
a sufrir cierto tipo de enfermedades, relacionadas directamente con el estrés y
otros trastornos derivados de la inseguridad.
Las consecuencias de la inseguridad laboral no son exclusivamente individuales, sino que tienen repercusiones distintas en las propias organizaciones. Ante la amenaza de la pérdida de empleo se produce una desmotivación, una ruptura del comportamiento entre organización y trabajador, además de una pérdida de cualidades de los trabajadores, como su capacidad de resolución de problemas, de innovación y creatividad. Estas situaciones provocan un efecto de distanciamiento conductual y emocional hacia los problemas de la organización, no tratándose de un hecho a propósito, sino producto de un efecto de merma y disminución de los recursos personales y físicos del trabajador.
Sin embargo, en los últimos estudios vemos como esta situación está dando un vuelco, y ante manifiestos casos de inseguridad, el trabajador está respondiendo con un presencialismo acentuado y obsesivo. Los trabajadores desarrollan la capacidad de adaptarse a cualquier situación ante la actual crisis económica, en parte efecto de la economía del miedo, en la que realizan un gran esfuerzo por asirse a los mínimos que pueden alcanzar.
Ante este panorama poco alentador y ante un problema crítico debemos poner todos los medios posibles para prevenir estas situaciones y salvaguardad la salud de los trabajadores.
Las consecuencias de la inseguridad laboral no son exclusivamente individuales, sino que tienen repercusiones distintas en las propias organizaciones. Ante la amenaza de la pérdida de empleo se produce una desmotivación, una ruptura del comportamiento entre organización y trabajador, además de una pérdida de cualidades de los trabajadores, como su capacidad de resolución de problemas, de innovación y creatividad. Estas situaciones provocan un efecto de distanciamiento conductual y emocional hacia los problemas de la organización, no tratándose de un hecho a propósito, sino producto de un efecto de merma y disminución de los recursos personales y físicos del trabajador.
Sin embargo, en los últimos estudios vemos como esta situación está dando un vuelco, y ante manifiestos casos de inseguridad, el trabajador está respondiendo con un presencialismo acentuado y obsesivo. Los trabajadores desarrollan la capacidad de adaptarse a cualquier situación ante la actual crisis económica, en parte efecto de la economía del miedo, en la que realizan un gran esfuerzo por asirse a los mínimos que pueden alcanzar.
Ante este panorama poco alentador y ante un problema crítico debemos poner todos los medios posibles para prevenir estas situaciones y salvaguardad la salud de los trabajadores.
Información extraída de: Anuario de Relaciones Laborales 2013
– “La creciente inseguridad laboral como factor de riesgos psicosociales”-
Bernardo Moreno-Jiménez.
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