Lunes 1 de abril de 2013 15:06 CEST.
BERLÍN (Reuters) - Alentada por finanzas sólidas,
exportaciones crecientes y bajo desempleo, Alemania se ve cada vez más a sí
misma como el único adulto de Europa, responsable de mantener a raya a los
hijos caprichosos para mantener a la familia unida.
Los niños no lo
están disfrutando. Algunos, como los chipriotas y los griegos y muchos
italianos y españoles, están abiertamente resentidos con "Mutti"
(mamá), como funcionarios de Berlín llaman privadamente a la canciller Angela
Merkel. Otros, como los franceses, están enojados.
El clima
entre los políticos y funcionarios alemanes denota seguridad en su economía
junto con una sensación de deber parental de proveer a la zona euro con su
firme liderazgo, incluso si eso los vuelve impopulares en Europa.
"Los
políticos alemanes han llevado su recientemente descubierto estatus con algo
cercano al entusiasmo", dijo el economista jefe del Centro para la Reforma Europea ,
en la última edición del boletín del centro de estudios con sede en Londres.
"Rutinariamente
les dicen a los otros países de la zona euro cómo manejar sus economías,
citando Alemania como un modelo para la unión monetaria como un todo",
agregó.
La visión de
Berlín, establecida en base a una serie de políticos que hablaron bajo
condición de anonimato, es que Alemania tiene una responsabilidad única para la
supervivencia del área de moneda única como su mayor y más dinámica economía.
El subtexto
es que desde que los alemanes son los principales contribuyentes en los
rescates y tienen más que perder en cualquier colapso de la unión monetaria,
deben asegurar que sus socios reduzcan sus déficits, implementen reformas y
eviten los errores que podrían hundir al euro.
La confianza
alemana en la habilidad de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo para
mantener un curso firme sin ceder a la presión política es limitada.
Por eso la
insistencia de Berlín en involucrar al Fondo Monetario Internacional en todos
los rescates financieros de la zona euro y su propio deseo de jugar al policía
malo, incluso si eso significa que Merkel sea representada siendo quemada en
una esfigie o vestida con el uniforme nazi por manifestantes.
Algunos
socios europeos y muchos economistas argumentan que su receta de una
contracción fiscal simultánea en toda Europa está profundizando la recesión y
aumentando el desempleo y podría convertir la crisis de deuda soberana en un
tsunami social y político.
"Prolongar
la austeridad hoy tiene el riesgo de no lograr una reducción en los déficits
pero la certeza de volver a los gobiernos impopulares para que los populistas
se los devoren cuando llegue el momento", advirtió el presidente francés,
Francois Hollande, la semana pasada.
"Acepto
perfectamente que los países europeos tienen que ser rigurosos, y Francia
primero que nadie. Pero no la austeridad porque quedarse con la austeridad
condenaría a Europa no sólo a una recesión sino a una explosión", agregó.
Desde Merkel
hacia abajo, los líderes alemanes sienten que los franceses no han tomado la
medida de la crisis a la que Europa y su propia economía se enfrentan.
"Hay
falta de voluntad, falta de conciencia. Lo que se necesita es un giro en U de
emergencia", dijo el legislador alemán francófono, agregando que "aún
no hay claridad sobre los planes de reducción del déficit".
HOMBRE
ENFERMO
A los
líderes alemanes les gusta recordar a los visitantes que hace una década su
país fue calificado en la portada del semanario The Economist como el
"hombre enfermo de Europa" por su rígido mercado laboral, burocracia
ineficiente y baja competitividad.
"Somos
un ejemplo bastante bueno de una historia de éxito", dijo un político de
alto nivel que estuvo en la oposición en el 2003 cuando el canciller social
demócrata Gerhard Schröder realizó una dura reforma de las leyes laborales y
redujo los beneficios a los desempleados.
La
celebración bipartidista del mes pasado de la "Agenda 2010" de
Schröder mostró un amplio consenso en que las reformas habían generado un
milagro laboral ejemplar, aún cuando miles de personas en Alemania ahora
trabajan por sólo 3 euros la hora.
Cualquiera
sea el resultado de la elección general de septiembre, una "gran
coalición" existe de facto sobre muchos temas políticos entre los
conservadores de Merkel y los social demócratas.
/Por Paul
Taylor/