Según la Organización Mundial
de la Salud , el
6% de las muertes mundiales se atribuyen a la inactividad física
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RUBEN CAÑIZARES/P.M. | Madrid
El alto índice de sedentarismo que existe en la población, ya
que ya es considerado como el cuarto factor de riesgo de las enfermedades no
transmisibles y al que se le atribuyen el 6% de las muertes mundiales, es algo
que preocupa y mucho a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Precisamente, la práctica de
actividad física es una de las medidas de prevención para luchar contra la
hipertensión y las enfermedades del corazón», destaca el doctor Enrique Galve,
presidente de la Sección
de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española
de Cardiología (SEC)
Existen diversos estudios que tras
analizar la actividad física y la presión arterial de casi 4.000 adultos de
entre 18 y 30 años, demuestran que los participantes que realizaron ejercicio
en un promedio de cinco veces a la semana y gastaron 300 calorías por cada
sesión de ejercicio, disminuyeron en un 17% el riesgo de sufrir hipertensión
arterial en comparación con los que se mantuvieron menos activos.
Con tan
solo 30 minutos de actividad física al día, ya sea practicando algún deporte o
cambiando nuestra rutina diaria, como ir andando al trabajo, usar las escaleras
en lugar del ascensor, podríamos cambiar nuestra salud, a mejor.
Horas
sentados en el trabajo
Durante
los últimos 50 años, el gasto diario de energía producido por la actividad
física dentro del entorno laboral ha disminuido en más de 100 calorías. Así lo
asevera un estudio realizado por científicos norteamericanos y publicado en la
revista científica ‘PlosOne’.
Este
llamativo dato confirma la condena que impone la gran mayoría de empleos
actuales y, con toda probabilidad, futuros: permanecer horas –demasiadas–
sentados en una silla.
A
principios de la década de los 60, casi la mitad de los trabajos exigían como
mínimo una actividad física de intensidad moderada, mientras que hoy, menos del
20 % de los trabajos requieren este nivel de gasto energético.
Dicha
investigación deduce que esa ‘peligrosa’ reducción del gasto energético en el
trabajo es la causante del “aumento en el peso corporal medio de hombres y
mujeres en Estados Unidos». Algo que se puede hacer extensivo al resto de
países desarrollados. Pero una vez confirmado en estadística lo que a muchos
trabajadores les resulta obvio, la pregunta es: ¿Cómo contrarrestarlo sin cambiar
de trabajo?
Cómo
evitarlo
El
problema del sedentarismo no es tanto las horas que uno permanece sentado, sino
no hacer nada para contrarrestarlo. Francisco Miguel Tobal, director de la
escuela profesional de Medicina de la Educación Física
y del Deporte de la
Universidad Complutense , aporta algunas pautas para frenar la
obesidad (y otras dolencias) provocada por el sedentarismo.
«La opción
que nos da el Colegio Americano de Medicina Deportiva para evitar el
sedentarismo laboral y, como consecuencia, el sobrepeso, es realizar ejercicio
aeróbico 3 o 4 días a la semana durante 45 minutos o una hora al día. Esta
actividad puede consistir sencillamente en caminar unos cinco kilómetros
durante una hora, realizar carrera continua o montar en bicicleta».
Este especialista
cree que aparte de esta actividad física fuera del horario de trabajo, es
fundamental el apoyo de las empresas. En el trabajo, también «son muy
importantes las políticas que desarrollen la actividad física dentro de las
empresas. Los pioneros fueron los japoneses. En España, en las grandes
empresas, lo que están haciendo es fomentar la práctica deportiva fuera de la
jornada laboral, financiando clubes con entrenadores y reconocimientos
médico-deportivos».
Además,
aprender a mantener un equilibrio entre la educación nutricional (aporte
energético) y la educación deportiva (gasto energético) es esencial.