La fábrica de fertilizantes que explotó
el miércoles en Texas provocando la muerte de al menos 14 personas y más de 200
heridos, acumuló el año pasado 1.350 veces más la cantidad de nitrato de amonio
que normalmente desencadenaría una investigación del Departamento de Seguridad
Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) estadounidense.
Una persona
familiarizada con las operaciones del DHS ha asegurado que la empresa dueña de
la fábrica, West Fertilizer, no informó a la agencia gubernamental sobre el
fertilizante, cosa que está obligada a hacer ya que se trata de una sustancia
empleada en la fabricación de bombas, dejando a uno de los principales
reguladores de esta sustancia sin ningún tipo de conocimiento sobre el peligro
que allí existía.
Las fábricas
y los almacenes de fertilizantes deben informar al DHS cuando acumulan 181,82 kilogramos
o más de nitrato de amonio. Los documentos presentados este año ante el
Departamento de Servicios Sanitarios del estado de Texas, documentos que no
fueron compartidos con el DHS, muestran que el año pasado se almacenaron en la
planta 270 toneladas de dicha sustancia.
El congresista
republicano Bennie Thompson, así como varios expertos de seguridad cuestionaron
ayer si la paralización de la regulación pudo contribuir al desastre.
"Parece que este fabricante estaba fuera del radar", declaró Thompson
en un comunicado. "Se sabía que esta instalación alamacenaba una cantidad
de productos químicos por encima del umbral fijado por las Normas
Antiterroristas para las Instalación de Plantas Químicas (CFATS, por sus siglas
en inglés). Sin embargo, entendemos que el DHS no supo de la existencia de la
fábrica hasta que ésta explotó", añadió.
Los miembros de
la compañía dueña de la fábrica no han querido hacer ningún comentario al
respecto. Ayer, el dueño de la fábrica, Donald Adair, difundió un comunicado en
el que expresaba su pena tras el incidente en el que señalaba que West
Fertilizer no efectuaría más comentarios mientras cooperaban con los
investigadores para averiguar las causas de la explosión. "Está tragedia
continuará hiriendo profundamente a la generaciones venideras", se lamentó
Adair.
El
incumplimiento de la obligación de informar sobre cantidades significativas de
productos químicos en un determinado lugar puede provocar que el DHS multe o
cierre las plantas de fertilizantes, según una persona familiarizada con el
sistema de control de la agencia gubernamental. A pesar de que el DHS tiene
autoridad para llevar a cabo inspecciones en las instalaciones, cuenta con un
presupuesto muy pequeño para ello y sólo un "pequeño número" de
auditores sobre el terreno.
Las empresas
son las responsables de comunicar las cantidades de nitrato de amonio y de
otras sustancias químicas que almacenan al DHS, que se encarga de ayudar a
medir los riesgos en las fábricas y de elaborar los planes de seguridad y
protección. Dado que la
agencia nunca recibió ningún informe de la compañía West Fertilizer, la fábrica
de Texas no estaba siendo controlada por el DHS bajo la ley CFATS, diseñada
para evitar el sabotaje de dichas instalaciones y para evitar que los productos
químicos caigan en manos criminales.