MADRID, 17 Abr. (EUROPA
PRESS) -
Cada año se producen en el
mundo más de 36 millones de muertes por enfermedades no transmisibles y, según
alerta la
Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80 por ciento de estas
defunciones (unos 29 millones) se producen en los países de medios y bajos
ingresos.
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la
mayoría de las defunciones, con 17,3 millones cada año, seguidas del cáncer
(7,6 millones), las enfermedades respiratorias (4,2 millones), y la diabetes
(1,3 millones).
El problema de estas patologías, entre las que se
incluyen la mayoría de enfermedades crónicas, es que afectan a todos los grupos
de edad y a todas las regiones.
De hecho, informa este organismo de Naciones Unidas,
aunque ya son la principal causa de mortalidad en todas las regiones excepto en
África, se prevé que en 2020 los mayores incrementos de la mortalidad por este
grupo de patologías correspondan a ese continente.
Es más, aseguran, en los países africanos se prevé
que las defunciones superen la suma de las causadas por las enfermedades
transmisibles y nutricionales y por la morbilidad materna y perinatal como
causa más frecuente de muerte en 2030.
La pobreza está estrechamente relacionada con las
enfermedades no transmisibles y, de hecho, se prevé que el rápido aumento de
estas enfermedades sea un obstáculo para las iniciativas de reducción de la
pobreza en los países de ingresos bajos, en particular porque dispararán los
gastos familiares por atención sanitaria.
"Las personas vulnerables y socialmente
desfavorecidas enferman más y mueren antes que las personas de mayor posición
social, sobre todo porque corren un mayor riesgo de exposición a productos
nocivos, como el tabaco o alimentos poco saludables, y tienen un acceso limitado
a los servicios de salud", informa la OMS.
Las enfermedades no transimisibles se ven favorecidas
por factores tales como el envejecimiento, una urbanización rápida y no
planificada y la "globalización" de unos modos de vida poco
saludables. Por ejemplo, esto último, que surge en forma de dietas malsanas,
puede desencadenar presión arterial elevada, aumento de la glucosa sanguínea,
hiperlipidemia, sobrepeso y obesidad.
Actualmente el consumo de tabaco, la inactividad
física, las dietas no saludables y el alcohol son los factores que más aumentan
el riesgo de la mayoría de estas dolencias.
El tabaco se cobra casi 6 millones de
vidas cada año (más de 600.000 por la exposición al humo ajeno), y se prevé que
esa cifra aumente hasta los 8 millones en 2030.
Por otro lado, aproximadamente 3,2 millones de
defunciones anuales pueden atribuirse a una actividad física insuficiente,
aproximadamente 1,7 millones de muertes a un bajo consumo de frutas y verduras,
mientras que la mitad de los 2,3 millones de muertes anuales por uso nocivo del
alcohol se deben a estas patologías.