El Instituto Nacional sobre el Abuso de
Drogas (NIDA) de Estados Unidos ha desarrollado un novedoso tratamiento
denominado probufina para combatir la adicción a la heroína que es más
eficiente que los medicamentos precedentes, porque elimina el síndrome de
abstinencia y evita la administración de fármacos, al ser un implante
subcutáneo que libera la sustancia.
El director clínico en Farmacoterapias y
Consecuencias Médicas del Abuso de Drogas en el NIDA, Iván Darío Montoya Bravo,
ha presentado este viernes el tratamiento a nivel mundial en la 40 edición de
las jornadas de la
Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el
Alcoholismo y las otras Toxicomanías (Socidrogalcohol), que reúnen en Murcia
los mejores expertos en adicciones.
El NIDA presentó hace tres semanas los resultados
obtenidos en los ensayos con probufina a la Food and Drug Administration (FDA), que es la
agencia que aprueba los medicamentos en Estados Unidos, según ha informado
Montoya a Europa Press. Previamente, el fármaco ha sido analizado por un comité
que le ha otorgado una valoración "positiva" y ha recomendado a la FDA su aprobación.
El doctor Montoya confía en que la probufina esté
disponible "muy pronto" en Estados Unidos, y aclara que el
tratamiento no se ha probado todavía en España.
VENTAJAS
FRENTE A LA 'BUPRENOFINA'
En este sentido, recuerda que en España sí hay
probado otro tratamiento para la heroína, llamado buprenorfina, que es algo
parecido a la metadona pero, en vez de ser un agonista completo de los opiáceos,
es un agonista parcial, por lo que no produce tanta dependencia.
Sin embargo, lamenta que en el caso de la
buprenorfina, los pacientes "tienen que tomar el medicamento todos los
días" y, a veces, sufren unos periodos de síndrome de abstinencia
"muy severos".
Dados estos inconvenientes, los científicos del NIDA
han desarrollado la probufina, que es un implante que se coloca debajo de la
piel y su efecto en el paciente dura seis meses.
Por lo tanto, lo único que requiere la probufina es
una pequeña operación de cirugía para colocar el implante bajo la piel, y esto
protege al paciente durante seis meses, por lo que puede prescindir de
"tomar drogas en la calle, tomar medicamentos o rellenar
prescripciones".
El doctor Montoya valora positivamente este avance
porque "va a permitir que los pacientes puedan seguir trabajando y
desarrollando sus actividades". Cree que es especialmente importante para
personas que viajan, porque normalmente tienen que llevar la metadona o la
buprernofina consigo y pueden tener problemas en la aduana.
Además, la probufina no produce ningún síndrome de
abstinencia, porque el implante "libera unos niveles constantes de
buprenorfina". Esto evita "los picos y las caídas" del otro
tratamiento, que conlleva el síndrome de abstinencia, que se produce cuando los
niveles en sangre de la buprenorfina "caen por debajo de cierto
nivel".
El síndrome de abstinencia produce un cuadro médico
con "dolores musculares, dolores abdominales, náuseas, vómitos, diarrea y
piel de gallina".
OTRAS
VACUNAS
Montoya ha explicado que el NIDA está evaluando la
seguridad y la eficacia de otros medicamentos y vacunas para el tratamiento de
adicciones como la nicotina, la metanfetamina y la cocaína. El doctor explica
que la meta última es erradicar el consumo de estas drogas, pero admite que es
algo "utópico".
En este sentido, señala que la investigación para
desarrollar la vacuna contra la nicotina está en fase 3, lo que significa que
está siendo evaluado y probado en humanos, concretamente, en muestras muy
grandes de pacientes con tabaquismo.
Respecto a la vacuna para la cocaína, los científicos
del NIDA terminaron hace muy poco de recoger los datos del ensayo con
pacientes, pero todavía no están listos los resultados. La vacuna contra la
metanfetamina también se está probando en humanos, pero los estudios han
comenzado recientemente, anuncia.
El doctor Montoya no se ha atrevido a hacer ningún
vaticinio respecto a estas vacunas: "si los resultados son positivos es
perfecto, pero en caso contrario hay que volver a hacer investigaciones para
ver qué falló". De hecho, recuerda que los científicos ya han desarrollado
hasta dos estudios en fase 3 de la vacuna contra la nicotina, pero ambos casos
hubo fallos.
En cualquier caso, el mecanismo es similar en las
vacunas contra la nicotina y la cocaína, ya que en ambos casos se trata de una
sustancia biológica que se inyecta en el organismo y estimula el sistema inmune
del paciente para producir anticuerpos.
De esta manera, cuando el individuo consume cocaína o
nicotina, estos anticuerpos atacan inmediatamente la droga en la sangre e
impiden su llegada al cerebro, abortando el efecto de euforia o de placer.
Gracias a este tratamiento, la adicción se extingue "eventualmente",
reconoce Montoya.
Hasta ahora, la vacuna sólo se ha investigado con
fines terapéuticos, es decir, sólo para los que tienen la adición, pero
reconoce que, eventualmente, en el futuro se podría pensar en su uso para
prevenir la adicción.
El doctor Montoya admite que la vacunación en adictos
puede provocar el síndrome de abstinencia, pero señala que en estos casos, se
debería llevar a cabo de forma paralela un tratamiento sintomático del síndrome
de abstinencia.