Tener estabilidad laboral y familiar son dos de
los aspectos que más valoran los colombianos para sentirse a gusto con su vida.
El problema es que, según la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), la tensión que existe por el
tiempo que se destina al ámbito laboral y aquel que se comparte con la pareja o
la familia es uno de los asuntos que más preocupa de la sociedad actual.
Lo cierto es que cuando alguien permite que su
carga laboral interfiera en su tiempo de pareja es como si entrara una especie
de amante en competencia por la atención del otro. Y entre las consecuencias de
este hecho está crear un distanciamiento "con el consecuente
empobrecimiento de la intimidad y del intercambio afectivo", explica
Ernesto Martín, director de la maestría en Psicología de la Salud de la Universidad de La Sabana.
Cuando se le dedica más tiempo a trabajar que estar con la familia suelen presentarse problemas de fondo como desmotivación por la relación o aburrimiento por la rutina, lo que lleva a que la persona no encuentre interés en llegar a la casa y prefiera hacer de cuenta que tiene mucho trabajo. Según Carmen Elvira Navia, algunas veces el trabajo se convierte en una excusa para evitar a la pareja.
En otras ocasiones las personas necesitan del reconocimiento de la vida laboral para disminuir la angustia o el tedio que les produce la ‘calma’ familiar. Sin embargo, muchas veces el asunto obedece a que la persona en realidad sí tiene mucho trabajo y por miedo a perderlo o a fijar límites, termina cediendo a exigencias laborales desmedidas. Es entonces cuando aparece la rabia, la inconformidad y la frustración que pueden afectar la relación pues aunque el problema no sea el otro, hay una molestia generalizada que impide disfrutarlo.
Ahora, si el tema es que uno de los dos trabaja y el otro no, esta decisión debe ser acordada. Según Claudia Isabel Parra, directora de postgrados de Psicología Clínica dela Fundación Universitaria
Konrad Lorenz, lo importante es que a la persona que se queda en la casa se le
reconozca su trabajo (así no aporte económicamente), tenga otras actividades
distintas a las del hogar, cuide su apariencia y tenga independencia económica.
Si el problema es que uno de los dos no consigue trabajo debe hablarse abiertamente del tema y analizar la posibilidad de optar por una capacitación. Según Olga Susana Otero, terapeuta de pareja, no conseguir un empleo puede ser frustrante y lesionar la autoestima. "También puede llevar a sentir mucha rabia hacia el otro que sí tiene trabajo", completa Navia.
Los expertos en sicología coinciden en que el trabajo, como cualquier actividad, debe darse con equilibrio y en que es importante revisar qué tanto permea las actividades de pareja.
Las reglas de juego
La Organización
Internacional del
Trabajo recomienda:
- Tener tiempo suficiente para compartir en pareja para dejar a un lado las tensiones y asuntos laborales.
- Comunicar a la pareja todas las situaciones de tipo laboral que impliquen cambios, permitiéndole participar en las decisiones.
- Identificar cuando las condiciones laborales repercuten en la pareja o la familia, evitando que el vínculo se deteriore por asumir cargas que no le corresponden.
- Que la pareja no sea la receptora de las frustraciones o los conflictos derivados del contexto laboral.
Cuando se le dedica más tiempo a trabajar que estar con la familia suelen presentarse problemas de fondo como desmotivación por la relación o aburrimiento por la rutina, lo que lleva a que la persona no encuentre interés en llegar a la casa y prefiera hacer de cuenta que tiene mucho trabajo. Según Carmen Elvira Navia, algunas veces el trabajo se convierte en una excusa para evitar a la pareja.
En otras ocasiones las personas necesitan del reconocimiento de la vida laboral para disminuir la angustia o el tedio que les produce la ‘calma’ familiar. Sin embargo, muchas veces el asunto obedece a que la persona en realidad sí tiene mucho trabajo y por miedo a perderlo o a fijar límites, termina cediendo a exigencias laborales desmedidas. Es entonces cuando aparece la rabia, la inconformidad y la frustración que pueden afectar la relación pues aunque el problema no sea el otro, hay una molestia generalizada que impide disfrutarlo.
Ahora, si el tema es que uno de los dos trabaja y el otro no, esta decisión debe ser acordada. Según Claudia Isabel Parra, directora de postgrados de Psicología Clínica de
Si el problema es que uno de los dos no consigue trabajo debe hablarse abiertamente del tema y analizar la posibilidad de optar por una capacitación. Según Olga Susana Otero, terapeuta de pareja, no conseguir un empleo puede ser frustrante y lesionar la autoestima. "También puede llevar a sentir mucha rabia hacia el otro que sí tiene trabajo", completa Navia.
Los expertos en sicología coinciden en que el trabajo, como cualquier actividad, debe darse con equilibrio y en que es importante revisar qué tanto permea las actividades de pareja.
Las reglas de juego
- Tener tiempo suficiente para compartir en pareja para dejar a un lado las tensiones y asuntos laborales.
- Comunicar a la pareja todas las situaciones de tipo laboral que impliquen cambios, permitiéndole participar en las decisiones.
- Identificar cuando las condiciones laborales repercuten en la pareja o la familia, evitando que el vínculo se deteriore por asumir cargas que no le corresponden.
- Que la pareja no sea la receptora de las frustraciones o los conflictos derivados del contexto laboral.
Por María Mercedes Acosta