CADA nuevo dato que se conoce sobre el paro
refleja una realidad más mala que la anterior. Hace pocos días se supo que en
los tres meses de verano, según la Encuesta de Población Activa (EPA), se
destruyeron 96.900 empleos en España, hasta llegar a los 5,8 millones de
parados, lo que supone uno de cada cuatro ciudadanos españoles en edad de
trabajar. Pero al comenzar el otoño, la situación del mercado laboral sigue
empeorando.
El Ministerio de Trabajo informó ayer de que, sólo en el mes de octubre, se han apuntado 128.242 personas como demandantes de trabajo en los servicios públicos de empleo, hasta un total de 4,8 millones de personas, el peor dato de la historia de estas estadísticas. La diferencia del millón de personas entre el número de parados registrados en las oficinas de empleo y los de la EPA se debe a que esta última registra a los que buscan trabajo y no están inscritos como tales. En cualquier caso, se mida como se mida, la evolución del desempleo en España resulta escalofriante.
Sin lugar a dudas, la verdadera prima de riesgo de la economía española es su alto nivel de desempleo. Con una tasa de paro del 25%, que según los datos de octubre puede incrementarse más, resulta muy difícil recuperar la confianza en el futuro de la economía del país, tanto entre los mercados financieros como entre las empresas y ciudadanos. La consecuencia de esta evolución tan negativa del empleo se traducirá, muy probablemente, en menor consumo e inversión, en un aumento de la morosidad empresarial y familiar, con su traslación directa al sector bancario, que verá agravado su saneamiento, y en un mayor gasto social, que dificultará el proceso de ajuste y exigirá más recortes.
La afiliación a la Seguridad Social, que sería una tercera forma de medir la evolución del mercado laboral, refleja una caída de 73.077 personas en octubre. La cifra total de cotizantes se sitúa en sólo 16,7 millones de personas, el dato más bajo en los últimos nueve años. No es tampoco un dato tranquilizador cara a la solidez del Estado de bienestar.
Todos los datos citados ponen de relieve la necesidad de que las autoridades de España y -especialmente- de la UE se fijen en la evolución del desempleo con tanto interés como lo hacen con la prima de riesgo financiera. Porque es evidente que sin creación de empleo, que equivale a aumento de ingresos fiscales, será cada vez más difícil reducir el déficit público y la desconfianza hacia España, incluso aunque se pidiera el rescate financiero a Bruselas.
Los datos del mercado laboral español evidencian, una vez más, que la actual política económica que impone la UE no resulta la más adecuada. En Estados Unidos la tasa de paro se halla en torno al 8%, mientras en el conjunto de Europa llega al 11,6%, lo que refleja el resultado de las diferentes políticas económicas de ambos lados del Atlántico.
La UE no sólo debe impulsar de una vez por todas la estrategia para el crecimiento aprobada en la cumbre del mes de junio, sino que debe arbitrar planes específicos para los países con mayor desempleo. Las ayudas de la UE, en este sentido, no sólo se tendrían que dirigir a rescatar el sector financiero, sino a inversiones públicas en infraestructuras e innovación para estimular la actividad económica de los países con mayor tasa de paro, que, como hemos dicho, es también una verdadera prima de riesgo que hay que reducir.
Editorial: http://www.lavanguardia.com/opinion/editorial/20121106/54354215583/el-paro-es-la-verdadera-prima-de-riesgo.html
El Ministerio de Trabajo informó ayer de que, sólo en el mes de octubre, se han apuntado 128.242 personas como demandantes de trabajo en los servicios públicos de empleo, hasta un total de 4,8 millones de personas, el peor dato de la historia de estas estadísticas. La diferencia del millón de personas entre el número de parados registrados en las oficinas de empleo y los de la EPA se debe a que esta última registra a los que buscan trabajo y no están inscritos como tales. En cualquier caso, se mida como se mida, la evolución del desempleo en España resulta escalofriante.
Sin lugar a dudas, la verdadera prima de riesgo de la economía española es su alto nivel de desempleo. Con una tasa de paro del 25%, que según los datos de octubre puede incrementarse más, resulta muy difícil recuperar la confianza en el futuro de la economía del país, tanto entre los mercados financieros como entre las empresas y ciudadanos. La consecuencia de esta evolución tan negativa del empleo se traducirá, muy probablemente, en menor consumo e inversión, en un aumento de la morosidad empresarial y familiar, con su traslación directa al sector bancario, que verá agravado su saneamiento, y en un mayor gasto social, que dificultará el proceso de ajuste y exigirá más recortes.
La afiliación a la Seguridad Social, que sería una tercera forma de medir la evolución del mercado laboral, refleja una caída de 73.077 personas en octubre. La cifra total de cotizantes se sitúa en sólo 16,7 millones de personas, el dato más bajo en los últimos nueve años. No es tampoco un dato tranquilizador cara a la solidez del Estado de bienestar.
Todos los datos citados ponen de relieve la necesidad de que las autoridades de España y -especialmente- de la UE se fijen en la evolución del desempleo con tanto interés como lo hacen con la prima de riesgo financiera. Porque es evidente que sin creación de empleo, que equivale a aumento de ingresos fiscales, será cada vez más difícil reducir el déficit público y la desconfianza hacia España, incluso aunque se pidiera el rescate financiero a Bruselas.
Los datos del mercado laboral español evidencian, una vez más, que la actual política económica que impone la UE no resulta la más adecuada. En Estados Unidos la tasa de paro se halla en torno al 8%, mientras en el conjunto de Europa llega al 11,6%, lo que refleja el resultado de las diferentes políticas económicas de ambos lados del Atlántico.
La UE no sólo debe impulsar de una vez por todas la estrategia para el crecimiento aprobada en la cumbre del mes de junio, sino que debe arbitrar planes específicos para los países con mayor desempleo. Las ayudas de la UE, en este sentido, no sólo se tendrían que dirigir a rescatar el sector financiero, sino a inversiones públicas en infraestructuras e innovación para estimular la actividad económica de los países con mayor tasa de paro, que, como hemos dicho, es también una verdadera prima de riesgo que hay que reducir.
Editorial: http://www.lavanguardia.com/opinion/editorial/20121106/54354215583/el-paro-es-la-verdadera-prima-de-riesgo.html