miércoles, 7 de noviembre de 2012

TRES IMPUTADOS POR FALSIFICAR RECETAS MÉDICAS PARA OBTENER FÁRMACOS


Aprovechaban su actividad laboral en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) para falsificar recetas médicas. En el marco de la operación 'Recetario', la Guardia Civil ha imputado a tres personas como presuntas autoras de un delito de falsedad documental en concurso con el de estafa. Las imputaciones, llevadas a cabo en las localidades de Santisteban del Puerto y Úbeda, se produjeron a raíz de las gestiones iniciadas el pasado mes de julio por la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil.
En el transcurso de las investigaciones se puso de manifiesto el uso fraudulento en la utilización de recetas médicas por parte de un facultativo que desarrollaba su labor como médico de refuerzo en urgencias y realizaba sustituciones en un centro comarcal del distrito norte de la provincia jiennense.
Se pudo comprobar que el referido facultativo, en ocasiones, realizaba prescripciones en recetas oficiales del SAS consignando datos de pacientes pensionistas que realmente no eran los verdaderos destinatarios de la medicación. Se detectaron también recetas médicas oficiales de las asignadas al referido doctor que contenían firmas 'imaginadas' alusivas a él y que habrían sido consignadas por terceras personas.
La colaboración de personal adscrito al Servicio de Inspección Farmacéutica, dependiente del Servicio Andaluz de Salud de la Junta de Andalucía, ha sido relevante para el esclarecimiento de los hechos.
A nombre de pensionistas
Analizada y cotejada toda la información, se pudo determinar que eran tres las personas que cumplimentaron las recetas, quedando suficientemente acreditado que el médico imputado las expidió a nombre de pensionistas que fueron pacientes de él, pero de patologías que no presentaban y por las que no fueron visitados, sin que llegaran a ser los reales 'beneficiarios' de los medicamentos en ellas consignados, obteniendo así los medicamentos gratuitamente en farmacias en las que los 'usuarios' no habían estado nunca. Una segunda persona habría recibido recetas del referido facultativo en blanco, para su confección por aquella 'a demanda'.
En el transcurso de la investigación también fue imputado un tercero, el cual se habría valido de la relación laboral dada su condición de conductor-celador del mismo centro de salud, para obtener también recetas sin la anuencia del médico y así conseguir medicamentos para el tratamiento de afecciones propias de forma gratuita, usurpando también identidad de usuarios del SAS.
Los medicamentos dispensados bajo las recetas eran tratamientos desde el control del colesterol hasta algunos catalogados como psicotrópicos. El valor de lo defraudado superaría los 1.500 euros.