La Seguridad Social ha cerrado 2012 con el déficit más abultado de su historia. Las cuentas definitivas no se conocen todavía, pero caben pocas dudas de que superará los 10.000 millones de euros. ¿Por qué? No deja de destruirse empleo y aumenta sin cesar el número de pensionistas. Dicho de otra forma, bajan los ingresos y suben los gastos. Hasta tal punto que en diciembre hubo 16,3 millones de trabajadores con empleo dados de alta por 8.1 millones de pensionistas, según la Seguridad Social. El cociente de esta división arroja un dato preocupante, 1,99.
Pero este dato hay que tener en cuenta que en esta división se excluye a los cotizantes parados, cuya cuota pagan los servicios públicos de empleo. Si se une a la estadística a este último grupo, la ratio asciende 2,3.
Hay que remontarse a diciembre de 1997 para encontrar un cociente más bajo al dividir el número de afiliados con empleo y pensionistas. Y esto este año ha sido posible por la vuelta a la recesión. Justo antes de la recaída, en verano de 2011, se frenaba la destrucción de empleo y, por tanto, la sangría de afiliados. Pero entonces se invirtió la tendencia. Así 2012 ha acabado con 16,3 millones trabajadores con empleo dados de alta, 787.000 menos en doce menos, a la altura del peor año de la crisis en la Seguridad Social, 2008.
La crisis arrancó con casi 19,5 millones de cotizantes. Esto permitió que durante buena parte de ella, y pese a la destrucción de empleo, se registraran superávits durante los primeros años. Pero camino del sexto año, ya se han perdido más tres millones de afiliados y eso se nota en la recaudación y de no resolverse pronto acabará por convertirse en la gran amenaza del sistema de pensiones.
Una buena prueba del peligro que supone la situación para la sostenibilidad del sistema es lo sucedido en 2012 en que la Seguridad Social ha necesitado recurrir a los recursos ahorrados en años anteriores para poder pagar las pensiones. En julio, el instituto público empleó los 4.500 millones sobrantes de la gestión de las mutuas de accidentes laborales para poder hacer frente a la paga extraordinaria. Y ya en septiembre y diciembre, ha sido necesario que utilice unos 6.500 millones del Fondo de Reserva más para afrontar las últimas nóminas del año.
Para poder utilizar esta cantidad de dinero, el Gobierno ha tenido que cambiar la ley del Fondo de Reserva y eliminar los límites que imponía. Hasta el 1 de diciembre la norma no permitía recurrir a esta hucha en una cantidad superior al 3% del gasto anual en pensiones contributivas. Desde entonces y hasta 2014 se podrá utilizar el equivalente al déficit del sistema. Este cambio está en línea con todas las previsiones de analistas, que descarta una pronta y rápida recuperación del mercado laboral español, por lo que es posible que la ratio trabajadores/pensionistas se mantenga mucho tiempo en este preocupante nivel.
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