Son más de 13 años sin víctimas tras la nueva política de
normas de seguridad.
Un total de 5.000
días sin accidentes laborales en una de las explotaciones de yeso más grande
del mundo y primera en Europa ubicada en Sorbas es el récord que "Los
Yesares" celebra esta semana y que achaca a sus ambiciosas y efectivas
políticas en materia de seguridad laboral. La cantera de "Los
Yesares" pertenece al grupo Saint Gobain Placo, comenzó a explotarse en
1972 (aunque pasó a manos de la multinacional francesa en 1991) y cada año
salen de ella una media de tres millones de toneladas de yeso.
Para llegar en coche a la explotación, que cuenta con más de un centenar de trabajadores directos e indirectos, antes hay que pasar por la zona de acceso, perfectamente señalizada. Al aparcar, la primera indicación del personal: que le dé la vuelta y deje el coche estacionado en posición de salida "por cuestiones de seguridad".
Cuando minutos más tarde José Benito, el director regional industrial, relata que son conocidos en diversas mutuas como "los talibanes de la seguridad" no resulta extraño: la seguridad es un asunto constante, casi una obsesión que va "más allá de las normas administrativas" que, a diferencia de otras empresas, en ésta sólo son "el punto de partida" en sus actuaciones. Los 5.000 días o más de 13 años y medio sin contabilizar accidentes entre sus trabajadores no han sido fruto del azar o la buena suerte porque, como subraya Antonio Joaquín Ramos, director industrial, "la suerte es el resultado del trabajo diario" y según la filosofía de la empresa "la actividad económica no puede ser sostenible desde el punto de vista social si hay accidentes". Llegar hasta esa cifra para Ramos es "un viaje que empieza corrigiendo las cosas más básicas en el trabajo", porque el más mínimo tropiezo es algo que los trabajadores de los Yesares llevan controlado y registran en documentos como "el check list", un parte que rellenan cada vez que acceden a alguna máquina en el que comunican cualquier anomalía técnica.
A través de una campaña puesta en marcha en 1997 han conseguido que el mensaje "vaya calando hasta llegar a un cambio cultural en los trabajadores y que se sientan responsables de su propia seguridad y la de sus compañeros". Antonio Joaquín Ramos, que comenzó a trabajar en la empresa en 1992, no recuerda con exactitud el año en el que murió el último trabajador en los Yesares, (sabe que fue previamente a su llegada), pero Francisco Ramírez, quien trabaja como palista en la misma desde 1982, nos sitúa en los años 80 como aquellas fatídicas fechas en las que dos de sus compañeros fallecieron y se producían accidentes con frecuencia.
"Todo ha cambiado mucho aquí dentro en los últimos años, llegó un momento en el que desde la propia empresa empezaron a meternos más caña" explica y reflexiona sobre el carácter del lugar de trabajo que, "por las condiciones y maquinaria con la que se opera, si ocurre un accidente hay un alto riesgo de que tenga consecuencias fatales".
"Comenzaron a inculcarnos la idea de que la seguridad es más importante que la producción y cualquier mínimo detalle que vemos tenemos que comunicarlo para que se corrija", explica Francisco y responde que los accidentes de compañeros no se habrían producido hoy con esta nueva política de seguridad. Otro antiguo trabajador es Juan Diego R. García, quien trabajó para Placo durante un año y medio y tiene experiencia en empresas de construcción y explica que las normas de seguridad "están muy claras pero no todos los trabajadores están concienciados, he visto no hace tanto a gente trabajando a20
metros de altura y sin arnés".
Para llegar en coche a la explotación, que cuenta con más de un centenar de trabajadores directos e indirectos, antes hay que pasar por la zona de acceso, perfectamente señalizada. Al aparcar, la primera indicación del personal: que le dé la vuelta y deje el coche estacionado en posición de salida "por cuestiones de seguridad".
Cuando minutos más tarde José Benito, el director regional industrial, relata que son conocidos en diversas mutuas como "los talibanes de la seguridad" no resulta extraño: la seguridad es un asunto constante, casi una obsesión que va "más allá de las normas administrativas" que, a diferencia de otras empresas, en ésta sólo son "el punto de partida" en sus actuaciones. Los 5.000 días o más de 13 años y medio sin contabilizar accidentes entre sus trabajadores no han sido fruto del azar o la buena suerte porque, como subraya Antonio Joaquín Ramos, director industrial, "la suerte es el resultado del trabajo diario" y según la filosofía de la empresa "la actividad económica no puede ser sostenible desde el punto de vista social si hay accidentes". Llegar hasta esa cifra para Ramos es "un viaje que empieza corrigiendo las cosas más básicas en el trabajo", porque el más mínimo tropiezo es algo que los trabajadores de los Yesares llevan controlado y registran en documentos como "el check list", un parte que rellenan cada vez que acceden a alguna máquina en el que comunican cualquier anomalía técnica.
A través de una campaña puesta en marcha en 1997 han conseguido que el mensaje "vaya calando hasta llegar a un cambio cultural en los trabajadores y que se sientan responsables de su propia seguridad y la de sus compañeros". Antonio Joaquín Ramos, que comenzó a trabajar en la empresa en 1992, no recuerda con exactitud el año en el que murió el último trabajador en los Yesares, (sabe que fue previamente a su llegada), pero Francisco Ramírez, quien trabaja como palista en la misma desde 1982, nos sitúa en los años 80 como aquellas fatídicas fechas en las que dos de sus compañeros fallecieron y se producían accidentes con frecuencia.
"Todo ha cambiado mucho aquí dentro en los últimos años, llegó un momento en el que desde la propia empresa empezaron a meternos más caña" explica y reflexiona sobre el carácter del lugar de trabajo que, "por las condiciones y maquinaria con la que se opera, si ocurre un accidente hay un alto riesgo de que tenga consecuencias fatales".
"Comenzaron a inculcarnos la idea de que la seguridad es más importante que la producción y cualquier mínimo detalle que vemos tenemos que comunicarlo para que se corrija", explica Francisco y responde que los accidentes de compañeros no se habrían producido hoy con esta nueva política de seguridad. Otro antiguo trabajador es Juan Diego R. García, quien trabajó para Placo durante un año y medio y tiene experiencia en empresas de construcción y explica que las normas de seguridad "están muy claras pero no todos los trabajadores están concienciados, he visto no hace tanto a gente trabajando a
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.