- Valentín Molina sufrió un infarto mientras realizaba
labores de seguridad.
- Dos días después recibió un burofax con su despido.
- La empresa alega que el trabajador no superó "el periodo de prueba".
El
despido de Valentín Molina corrobora la inseguridad laboral que abunda en estos
tiempos de precariedad rampante. Su empresa le despidió 48 horas después de
sufrir un infarto agudo de miocardio mientras trabajaba de vigilante de
seguridad, el mismo día en que finalizaba su periodo de dos meses de prueba.
El
28 de septiembre pasado Valentín, 49 años, acudió a su turno de noche como
vigilante de seguridad en el instituto Ramiro de Maeztu de Madrid, uno de los
dos emplazamientos donde estaba destinado por la empresa Viriato Seguridad S.
L. "Estando en el trabajo empezaron los síntomas, opresión en el pecho,
dolor raro en los brazos", cuenta el propio afectado. "Me sentía muy
mal, pero no lo identifiqué como un infarto. Nunca me había pasado". Como
pudo, Valentín terminó el turno de trabajo, "al final ya sentado en un
sillón paralizado por el dolor". Explica que aguantó porque al no tener
relevo, debía dejar conectada una alarma a las siete de la madrugada. Un
esfuerzo que estuvo a punto de costarle la vida.
"Al
salir del trabajo, ni podía andar. Cogí un taxi y fui directo al Hospital Ramón
y Cajal. Cuando llegué me dijeron que estaba a punto de cerrarse una
coronaria". Valentín había sufrido un infarto agudo de miocardio. Tuvo que
ser intervenido de un cateterismo por la vía de urgencia. Al día siguiente su
mujer avisó de lo ocurrido a la empresa. "A ella le dijeron que no me
preocupara". Tan solo 24 horas después, recién salido de la UVI , Valentín recibió el
burofax en el que le informaban de su despido "por no haber superado el
periodo de prueba".
El
trabajador está convencido de que lo echaron por sufrir un infarto. "Llamé
a mi inspector, con el que me llevaba bien, y el hombre me dijo que estaba
abochornado por los acontecimientos, pero que no podía hacer nada". A
través de Alternativa Sindical, Valentín ha interpuesto una demanda contra la
empresa por un despido que él mismo considera injusto. "No tienen
sensibilidad, y pensar que estuve a punto de morir por terminar el turno. Visto
lo visto, no tenía que haber aguantado tanto", se lamenta.
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