MADRID, 19 May. (EUROPA
PRESS) -
El despertar o no de un paciente en estado de coma
depende de diferentes factores, entre los que se encuentran su respuesta
física, el tratamiento que recibe por parte de los profesionales sanitarios y
la causa de origen de su actual estado de salud.
Así
lo ha señalado a Europa Press el coordinador del Grupo de Urgencias de la Sociedad Española
de Medicina Interna (SEMI), el doctor Daniel García Gil, que indica que el
factor de la respuesta fisiológica del paciente ante sus lesiones "influye
mucho".
A su
juicio, el estado de coma "es una situación de bajo nivel de conciencia,
el estado mas grave dentro de ella, y que es debido a una disfunción
cerebral". En este sentido, explica que existe un entramado neuronal en el
cerebro, que conecta con el tallo cerebral, y que es "el que se puede ver
afectado" en el paciente en coma.
Para
él, lo que determina su severidad es la causa del mismo, entre las que se
pueden encontrar "problemas de origen tóxico, metabólico y lesiones
estructurales que pueden ir desde hemorragias a infartos cerebrales o lesiones
tumorales o infecciosas".
En
cuanto a los traumatismos, subraya que éstos "son lesiones focales que
afectan a una parte cerebral determinada". Al respecto, expone que "no
es lo mismo un paciente que haya tomado una droga, por ejemplo heroína, que una
persona que haya tenido un accidente y tenga una hemorragia en la cabeza".
LOS MÉDICOS DEBEN EVITAR MÁS
DAÑOS CEREBRALES
En
relación a las medidas sanitarias que se ponen en marcha en los pacientes, y
que se ejecutan "para evitar que se produzcan lesiones secundarias y para
proteger al cerebro de más agresiones", García Gil afirma que éstas se
realizan en la Unidad
de Cuidados Intensivos, "dónde se le controla la presión de la cabeza, un
factor que es muy importante".
"Nuestro cerebro está protegido por el cráneo y cuando aumenta la presión
tenemos un grave problema de espacio, por lo que hay que vigilar los niveles
mediante unos sofisticados sistemas de monitorización de la presión",
continúa el experto de la
SEMI. Además , señala que es necesario aplicar tratamientos
para evitar que suba la temperatura, ya que "es preferible mantener al
paciente con una temperatura corporal baja".
Otro
aspecto a cuidar es el azúcar en sangre, y es que éste "tiene que estar en
un determinado nivel para que no altere más la función del cerebro",
asegura al tiempo que expone que, en pacientes hipotensos, se utilizan fármacos
"muy parecidos" a la adrenalina "para mantener la tensión
arterial del paciente".
De
cualquier forma, existen los denominados comas irreversibles, que son los de
que el paciente no despierta por haber sufrido "muerte encefálica",
manifiesta García Gil. Para determinar este extremo, los expertos se basan en
una serie de criterios clínicos que expresan que el daño cerebral "es tan
severo y mantenido, que es irreparable", indica.
Para
ellos, es preciso proteger la vía aérea mediante un tubo, ya que el paciente
"no es capaz de respirar por sí sólo y tiene riesgo de asfixia",
lamenta. Por ello, se le aplica un respirador, con el que se intenta
"mantener una adecuada oxigenación, hiperventilando al comatoso",
afirma.
Además, se le administran una serie de sueros especiales "para asegurar
que el flujo de sangre que llega al cerebro es el correcto". Con esta
medida de pretende "proteger a esas neuronas que ya están dañadas",
subraya el experto.
EL COMA INDUCIDO PUEDE SER
REVERTIDO POR LOS PROFESIONALES
En
cuanto a los que si son reversibles, el especialista señala a los
hipoglucémicos, los generados por medicamentos que deprimen la conciencia o los
generados con un accidente, que pueden ser solventados "si se evacua el
hematoma". Además, en este grupo ubica los comas inducidos.
Éstos se aplican en muchas patologías, sobre todo, las del sistema nervioso
central, "en las que interesa mantener al paciente en un estado en el que
no esté agitado, y que esté relajado y sedado", sostiene García Gil. Un
ejemplo de ello es la epilepsia, que provoca que el paciente convulsione.
Ante
ello, se induce un coma que puede ser revertido cuando el equipo médico así lo
requiera. Esta opción puede realizarse al acabar la vida media del medicamento
a través del cual se ha inducido el coma o empleando otros que funcionan
"como antídoto", asegura.
Por
último, el especialista asegura que "no hay ningún protocolo
establecido" en relación a los pacientes en coma de larga duración y sin
presencia de muerte encefálica. Sin embargo, sostiene que "hay una serie
de parámetros e indicadores que hacen predecir una mala evolución".
"Tenemos que tener en cuenta las voluntades anticipadas del paciente y
mantenerlo con vida con medidas artificiales", continúa al tiempo que
confirma que "no se le puede desconectar". No obstante, asegura que
si existe esa posibilidad "cuando se está en una situación irreversible de
muerte cerebral y es donante de órganos".