IRENE GÓMEZ PEÑA
Un proyecto de
Reglamento -en pleno proceso de votación en la Unión Europea-
prohibiría a los locales de hostelería usar estos populares accesorios a partir
del 1 de enero en 2014
Estamos más
que acostumbrados a verlas encima de las mesas de bares y restaurantes, sobre
todo después de que se popularizaran los famosos desayunos andaluces de barrita
de pan con tomate y aceite. Las
aceiteras o vinagreras son un
elemento esencial en cualquier local de hostelería y
más en la española, donde el oro líquido es un gran valor para la Marca España.
El «pack» de aceite, vinagre, sal y
pimienta es un accesorio común que facilita el aliñado individual de los platos
de los comensales. Sin embargo, este instrumento parece tener los días contados
después de que el
Gobierno español, junto con el de otros países productores de la Unión Europea , haya
llevado a la Comisión
una iniciativa que prohibiría su uso a partir del 1 de enero de 2014.
Se trata de un proyecto de Reglamento que obligaría a los hosteleros a
usar aceites perfectamente etiquetados (origen, calidad, fecha de envasado y consumo
preferente) y de un
solo consumo -con cierres inviolables e irrellenables y en
formato de botella y sobres monodosis-. Con esta medida se evitaría el
rellenado de estos envases con aceite de garrafas a granel, del que «a priori»
el consumidor no tiene conocimiento alguno.
En este proyecto de Reglamento sobre las normas de
comercialización del aceite de oliva se establece que la medida de eliminar las
aceiteras rellenables en bares y restaurantes forma parte del Plan de Acción
para mejorar el sector del aceite de oliva de la Unión Europea. Este
plan contiene una serie de acciones a adoptar, con el objetivo de mejorar la
calidad del aceite y su control, a través de medidas para impulsar la imagen
del aceite de oliva europeo y una mejor protección e información de los consumidores.
Costes muy elevados
No obstante, el proyecto
de Reglamento acaba de ser rechazado en su primera votación después de que
países no productores como los nórdicos y Alemania, entre otros, haya mostrado
su negativa a esta medida alegando que supondría unos costes muy elevados.
Esto mismo advierte Emilio Gallego,
secretario general de FEHR (Federación Española de Hostelería),
quien asevera que si entrase en vigor este Reglamento -hecho sobre el que él
tiene muchas dudas- «el impacto económico sería muy elevado por el alto coste
del embotellado y el embalaje». Esto perjudicaría sobremanera al bolsillo de
todos los hosteleros, quienes tendrían que comprar los nuevos envases, además
de las habituales garrafas de aceite que, por supuesto, seguirían usando en las cocinas.
«Desde
nuestra Federación preferimos que el Gobierno incentive la información sobre
los productos que se ofrecen a los clientes a que imponga obligaciones con este
tipo de iniciativas», cuenta Emilio Gallego, quien hace hincapié en que el
consumidor no conoce las garantías de todos los alimentos que consume en un
restaurante -como el vino de frasca o el tomate- y sin embargo, confía en el
establecimiento y por ende, en sus servicios.
«Aceites maltratados»
Por su parte, desde la Asociación Española de
Envasadores de Acites Comestibles (ANIERAC) se muestran muy contentos con la
iniciativa que «llevan persiguiendo desde hace muchos años». Confían en que
esta medida mejore la imagen de España a través de su aceite de oliva, bien que
consideran «básico» en el fomento del turismo español.
Según apuntan desde esta asociación,
lo que más les preocupa es que con el rellenado constante de los envases de
aceite se pueda«confundir al cliente», suministrándoles «aceites
maltratados» que puedan hacerles creer que son de oliva cuando en realidad son
de otro tipo, como el de girasol, o de menor calidad, como el de orujo. En este
aspecto, advierten sobre la necesidad de garantizar la seguridad alimenticia y
la protección de la calidad.
Evitan el fraude pero contaminan
Desde la OCU ya denunciaron a través
de un informe a nueve
marcas españolas por tratar de «engañar» al consumidor vendiendo productos
etiquetados bajo la variedad «extra» cuando su categoría real es
simplemente «virgen», hecho por el que se comercializa aceite de
menor calidad a un precio mayor (casi un euro más).
Es por esto que a la Organización de
Consumidores y Usuarios esta inciativa les parece buena ya que «se evita el fraude»
con el uso de envases no reutilizables. Asimismo, señalan su rechazo al uso de
sobres monodosis con los que, según su portavoz, Ileana Izverniceanu, «se pierde mucha cantidad de aceite» porque
no se suelen usar de manera completa. Añaden, además que con la producción de
tantos plásticos la contaminación es mayor, violando de este modo el principio
de consumo sostenible.