Día 07/04/2014 - 14.49h
Por increíble que parezca, un investigador lo ha comprobado en sus propias
carnes: la nariz, los labios y el pene son las partes más dolorosas
Sorprendentemente,
el joven no sintió tanto dolor como era de esperar, así que se le ocurrió
pensar cuáles serían las partes del cuerpo en las que estas picaduras son más
insoportables. Como vio que no existía ninguna literatura científica al
respecto -sí hay una lista
de las picaduras de
insectos más potentes, pero no especifica la parte del cuerpo más sensible-,
decidió crearla con un único sujeto de experimentación: él mismo.
Según explican en la web de National Geographic, Smith recogió una serie de abejas por
sus alas y las presionó contra la parte de su cuerpo elegida. Dejó el aguijón
durante un minuto completo antes de eliminarlo y valoró el dolor en una escala
del 1 al 10. Aunque el dolor es subjetivo y muy difícil de medir, las escalas
numéricas suelen dar resultados bastante aceptables.
El valiente
Smith se administró cinco
picaduras al día, siempre entre las nueve y las diez de la mañana, y
siempre partiendo y terminando con «picaduras de prueba» en su antebrazo para
calibrar las calificaciones. Se mantuvo así durante 38 días y probó 25 partes del cuerpo diferentes.
En ocasiones tuvo que utilizar un espejo para ver lo que estaba haciendo...
como, por ejemplo, en las nalgas.
Pene, nariz y labios
Según Smith,
los lugares menos dolorosos fueron el cráneo, la parte superior del brazo y la
punta del dedo medio (de 2 a
3). Los sitios más dolorosos, el
eje del pene (7,3 ), el labio superior (8,7) y las ventanas de la nariz (9), que, según el investigador, es aún
peor que el dolor de los genitales.
Aunque
podríamos esperar que los lugares más dolorosos para recibir un picotazo son
los sitios que tienen la piel más delgada o que son atendidos por más neuronas
sensoriales, ninguno de esos factores explica claramente los resultados. Por
ejemplo, la palma, con su gruesa piel, duele mucho más que el brazo o el
cráneo, de piel fina. Y el labio superior dolió mucho más que el dedo medio, a
pesar de que ambos son atendidos por un número similar de neuronas, explican en National Geographic.
Smith sabe que
su anatomía del dolor no se puede generalizar a todas las demás personas, pero
cree que, seguramente, sería muy similar a las conclusiones de su estudio.
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