lunes, 21 de noviembre de 2011

DIVULGATIVOS

Nuevos datos sobre la influencia de la genética en la depresión


Investigadores franceses han examinado la zona de la amígdala, una parte del encéfalo hiperactiva en individuos que sufren de ansiedad y depresión, y han descubierto que existen factores genéticos que influyen en la actividad encefálica del paciente.

Aunque ya se sabía desde hacía tiempo que la ansiedad y la depresión están provocadas por factores psicológicos y ambientales y que a menudo influyen otros de índole genética, aún no se sabe a ciencia cierta en qué medida determina cada uno de ellos la aparición de síntomas de depresión o ansiedad.

En un artículo publicado en Human Brain Mapping, el equipo muestra que la actividad encefálica puede modularse en función de la composición genética, el historial personal y la cognición de cada individuo. Sus descubrimientos sugieren que los efectos de las psicoterapias en la actividad encefálica de los pacientes podrían ser distintos en función de los rasgos genéticos de cada cual.

Este trabajo se basa en varios estudios anteriores en los que se afirma que la posibilidad de que el gen 5-HTTLPR (un gen que influye en la sustancia que participa en la regulación emocional, denominada serotonina) desempeñe un papel importante en la aparición de la depresión. Mediante el estudio del promotor del 5-HTTLPR, una región reguladora del ADN ubicada cerca del gen que transcribe, el equipo logró observar que cuando éste prevalecía en su forma corta se acentuaba el impacto emocional de las experiencias estresantes.

Se considera que la forma corta del gen inicia un proceso de activación de la amígdala más intenso y por lo tanto provoca síntomas de ansiedad o depresión, debido sobre todo a que esta zona participa en los procesos relacionados con las emociones y en el reconocimiento de señales de peligro.

Para conocer mejor el mecanismo subyacente, el equipo francés estudió la influencia de los factores psicológicos y medioambientales en el «efecto» genético llevando a cabo escáneres cerebrales mediante resonancia magnética funcional (RMf) a 45 individuos sanos portadores tanto de la forma corta del gen como de la larga.

Durante las pruebas se mostró a los sujetos imágenes agradables y desagradables y se les pidió que indicaran si les parecía agradable o no ver la imagen y que meditaran sobre las relaciones entre las imágenes y su vida.

Los resultados mostraron una diferencia importante entre los que portaban una forma corta del gen y los que no. En los primeros se activaba en mayor medida la amígdala al asociar la imagen con su realidad que al decidir si una imagen era agradable o no. En sujetos con el gen largo, se apreció el efecto opuesto.

Esto implica que la actividad de la amígdala es distinta en función de la forma del gen y del tipo de actividad mental llevada a cabo, es decir, si la actividad es objetiva o está relacionada con cada persona a nivel individual o personal.

Antes de realizar las pruebas, el equipo entrevistó a los sujetos para conocer situaciones negativas que hubiesen vivido en el último año. Los resultados muestran que cualquier tipo de estrés experimentado durante dicho periodo también modificaba la influencia del gen en la activación de la amígdala.

El estudio por tanto muestra que la función cerebral cambia en función de factores genéticos, las experiencias pasadas y la condición psicológica de cada persona. Además, el equipo percibió que distintas formas de psicoterapia como la terapia cognitiva provocaban una amplia gama de efectos encefálicos en función los genes que se poseyeran.
21/11/2011 - cordis.europa.eu

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