Hasta tres sistemas de seguridad fallaron en el accidente de Catoira
El accidente que tuvo lugar en Catoira y en el que perdió la vida J. M. T., empleado en una empresa de áridos, presenta una serie de anomalías en el ámbito de la seguridad laboral que están investigando tanto desde la Consellería de Traballo como desde la Policía Judicial y el propio grupo al que pertenece la fábrica.
Tal y como se pudo comprobar tras el siniestro mortal, la tolva en la que pereció descuartizado el obrero tenía hasta tres sistemas de seguridad que fallaron, lo que propició el accidente. Ahora lo que se trata de aclarar son las causas de esas anomalías y los fallos que pudieron dar lugar al siniestro. Desde la Consellería de Traballo se admitió que se está elaborando un informe para presentarlo al juzgado.
Tres son las hipótesis con las que se trabaja. Por una parte, se investiga si hubo algún tipo de negligencia por parte del trabajador y si fue él mismo el que anuló los dispositivos de seguridad para poder limpiar el recipiente con más facilidad al estar en movimiento. Tampoco se descarta un accidente fortuito si alguien puso a andar el mecanismo sin saber que estaba una persona trabajando en él. Por último, cabe la posibilidad de que simplemente haya habido un fallo técnico, aunque esta última es menos probable porque, como pudieron comprobar los técnicos que estuvieron en el accidente, no falló solo un sistema de seguridad, sino tres.
El accidente de Catoira no solo fue trágico y de extrañas circunstancias sino también muy complejo para la recuperación del cadáver, ya que los bomberos tuvieron que hacer uso de sopletes para abrir la estructura de la tolva -una maquinaria hecha de una sola pieza sin compartimentos- y recuperar el cadáver que, tal y como se suponía, estaba destrozado; el cuerpo separado de la cabeza y triturado por la acción de las aspas; es decir, que hubo que quitarlo a trozos. Por eso las labores de rescate se alargaron casi hasta la medianoche, en primer lugar, porque hubo que esperar la llegada del forense y la orden de levantamiento del cadáver, y después, por la complejidad del rescate en sí.
Al margen de esa investigación, la familia del fallecido esperaba la llegada del cadáver desde Pontevedra, donde se le había realizado la autopsia. Tanto la madre, que vive al lado de la fábrica, como su mujer y sus hijos fueron consolados por parientes y amigos. El entierro será tras un funeral en Abalo.
Tal y como se pudo comprobar tras el siniestro mortal, la tolva en la que pereció descuartizado el obrero tenía hasta tres sistemas de seguridad que fallaron, lo que propició el accidente. Ahora lo que se trata de aclarar son las causas de esas anomalías y los fallos que pudieron dar lugar al siniestro. Desde la Consellería de Traballo se admitió que se está elaborando un informe para presentarlo al juzgado.
Tres son las hipótesis con las que se trabaja. Por una parte, se investiga si hubo algún tipo de negligencia por parte del trabajador y si fue él mismo el que anuló los dispositivos de seguridad para poder limpiar el recipiente con más facilidad al estar en movimiento. Tampoco se descarta un accidente fortuito si alguien puso a andar el mecanismo sin saber que estaba una persona trabajando en él. Por último, cabe la posibilidad de que simplemente haya habido un fallo técnico, aunque esta última es menos probable porque, como pudieron comprobar los técnicos que estuvieron en el accidente, no falló solo un sistema de seguridad, sino tres.
El accidente de Catoira no solo fue trágico y de extrañas circunstancias sino también muy complejo para la recuperación del cadáver, ya que los bomberos tuvieron que hacer uso de sopletes para abrir la estructura de la tolva -una maquinaria hecha de una sola pieza sin compartimentos- y recuperar el cadáver que, tal y como se suponía, estaba destrozado; el cuerpo separado de la cabeza y triturado por la acción de las aspas; es decir, que hubo que quitarlo a trozos. Por eso las labores de rescate se alargaron casi hasta la medianoche, en primer lugar, porque hubo que esperar la llegada del forense y la orden de levantamiento del cadáver, y después, por la complejidad del rescate en sí.
Al margen de esa investigación, la familia del fallecido esperaba la llegada del cadáver desde Pontevedra, donde se le había realizado la autopsia. Tanto la madre, que vive al lado de la fábrica, como su mujer y sus hijos fueron consolados por parientes y amigos. El entierro será tras un funeral en Abalo.
01/02/2012 - lavozdegalicia.es - Galicia
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